Al hablar de la llamada democracia, tenemos que abarcar el tema de la apertura del mercado electoral, la competitividad de la libertad al votar pero también implica las opciones políticas, la perspectiva ideológica donde todas estas dimensiones y otras variables de manera independiente perciben el nivel de sus resultados con respecto a la claridad de la llamada democracia; si bien, estos espacios es donde se legitima el ejercicio de la democracia y se da valor a la participación ciudadana a través del voto.
Por ello, los partidos políticos se ocupan y preocupan de abordar el tema de la competencia para convencer a los electores, sabiendo que una persona no sólo vota en función de su clase social, su religión, su lengua si no que también le influye el cómo le llega la información a partir de los programas electorales de los partidos e incluso el reconocimiento de sus candidatos.
En un sistema partidista transparente la competitividad eficaz ayuda a conseguir resultados electorales legítimos; lo visto es que el avance en sus procesos electorales ha llevado a los ciudadanos a prestar cada vez más atención a la competitividad y esperar mayor transparencia de las condiciones del mercado electoral, siguiendo el camino en un profundo debate con respecto a los beneficios y costos del proceso de apertura así como la estrategia, pero debería cerrar la brecha en términos del desarrollo de la llamada democracia mexicana que es la más cara en el mundo y las tendencias que están generando deterioro del sistema partidista fallido al igual que la forma de la competitividad para parar o disminuir la distancia entre los partidos y los ciudadanos.
Tal vez para muchos, estos aspectos no son de relevancia pero el abstencionismo es el que destaca el alto riesgo del deterioro de la democracia, vale recordar que un sistema partidista competitivo es aquel resultado consistentemente atractivo para la ciudadanía y reflejado en la participación ciudadana la cual denota oportunidades de desarrollo y prosperidad en el hacer político, para que sea la política pública representativa y legítima para todos los ciudadanos.
Desde luego, el esfuerzo de México sigue intensamente trabajando para evaluar y comparar su sistema político-electoral y sin duda alguna contribuir en la búsqueda de las mejores soluciones a los desafíos presentes y futuros de los partidos políticos. Entre lo más destacado está el sistema de confiabilidad y objetividad para atraer a los ciudadanos a participar, por esto los partidos políticos deben crear condiciones integrales que permitan a sus afiliados maximizar su potencial competitivo así como incrementar la forma sostenida sin nivel como Instituto democrático donde ejerzan una ideología específica para servir a la ciudadanía.
Por otra parte, una de las inestabilidades políticas en México es el mal manejo de la competitividad de los partidos políticos, tema que no han logrado resolver actualmente. Los mayores obstáculos para la competitividad, son la falta de la real opción política, ideología, solamente se concentra en la competitividad del voto el cual permite una ligera atención contra la corrupción acompañada de impunidad.
En otras palabras, la competitividad es trascendental para la democracia, por ello, no deben verse como elementos separados de la acción partidista, este enfoque generar condiciones para la competitividad, lo que es innegable ya que cuenta con atribuciones y capacidades de los Partidos Políticos, es por esto que tienen que ser muy cuidadosos al momento de decidir regenerar el Sistema Político Electoral y tendrán sin duda amplias repercusiones simplemente porque ningún partido tiene la capacidad de articular una estrategia eficaz de competitividad.