Siempre podré argumentarte con estadísticas la mayoría de los temas que discutimos aquí, pero cuando nos referimos a la inseguridad prefiero la calle y lo que se percibe en los barrios. ¿Estás a gusto en tu colonia? Y perdón que te lo pregunte así, mientras creemos que el covid acapara nuestra atención y sentimos que el mundo colapsa a nuestro alrededor, son los asesinatos, violencia intrafamiliar y robos los que quitan el sueño de la mayoría regiomontana.
Coyuntura que a diferencia de otros años ha perdido notoriedad mediática para enquistarse en el lado oscuro de la realidad nuevoleonesa y afianzarse como un tumor imposible de erradicar.
¿Un ejemplo? Hoy, gran parte de la periferia metropolitana quedó a la deriva del resguardo policial. Empezando por Juárez y Cadereyta con un circuito de droga que impacta hacia los municipios más influyentes y García estancado entre una corrupción gubernamental que eleva los intereses de los grupos más cercanos a Rodríguez Calderón. A su vez, la metodología delincuencial en Monterrey o San Nicolás difiere porque las estructuras de seguridad pública tienen otra logística pero el resultado es similar.
Y sí, similar en lo rojo y en entender que los grupos armados operan con la misma virulencia de años atrás, porque el pacto es implícito mientras la pandemia empuje los reflectores hacia otro lado. ¿A qué me refiero? Reacomodo de plazas con los cárteles que necesitan reposicionar sus fuerzas de cara a los próximos años en un contexto que tiene como máximo objetivo las elecciones estatales del 2021.
Sabido que el concepto de “municipio blindado” se sustenta en la relación implícita entre criminales y políticos, este año representa la señal más obvia de lo que esperábamos. ¿Que cambió? El covid y su sana distancia para aprovechar la distracción ciudadana y limpiar el terreno.
Pero las balas matan y mucho más que el coronavirus. Una certeza que odiamos admitir y que los delincuentes están aprovechando para ganar terreno mientras queremos creer que nuestra seguridad mejoró a expensas de intereses mediático-políticos que ya huelen la sangre electoral.