Llegó el momento de la verdad para quienes somos padres o madres. ¿Envío a mis hijos a la escuela? Debiera hacerlo, ¿o no? ¿Por qué tan cara la matrícula por clases en línea? ¿Y si lo saco? Preguntas que nos hunden en un sentimiento nuevo que mezcla la autoculpa con un cachetazo socioeconómico que nos trae consternados.
Y me refiero a culpa porque la incertidumbre que rodea al covid se ha esparcido a través del sistema educativo, poniendo a los responsables frente a un escenario que nunca se proyectó. Primero, con la probabilidad de abrir los salones y que los niños se contagien. Segundo, porque las instituciones públicas no tienen aceitados los engranajes digitales para que la población tome los cursos. Y tercero, con las escuelas privadas mermadas por miles de familias que han dejado de percibir ingresos y abandonarán las aulas
¿Podemos culpar a alguien de quitar a su hijo de la escuela? A como están las cosas me queda claro que cerraremos este 2020 todavía con cierto optimismo, pero el próximo año será deprimente en todos los niveles. Y perdón que no me clave con los miedos sanitarios (en Estados Unidos hay un rebrote de casi 100 mil niños enfermos en dos semanas), pero estoy tratando de ser sincero contigo desde el perfil de responsable de una familia.
Queda claro que además de la población infantil y adolescente hay un universo de adultos mayores (profesores y personal administrativo) que son parte de este esquema educativo y pensar que los niños se defienden bien del virus no es motivo para volver a los salones.
Por eso todas las dudas que detallo se relacionan con esta actualidad donde sabemos que volverán las clases en línea, la educación pública y privada será deficiente y se nos hará cuesta arriba pagar matrículas que no bajarán más de un 15%.
¿Cómo los bautizaremos? Bienvenida la generación covid para explicar a largo plazo un rezago educativo que tendrá diferentes señales por analizar. Desde las relaciones intrafamiliares a las modificaciones en las fuentes de ingreso para poder acompañar a nuestros hijos durante las clases. ¿Quién dejará de trabajar para quedarse con los niños? Pensar que puedes dejarlos con alguien no es económicamente viable para la mayoría o a la larga terminará en peleas con tus familiares más cercanos.
Y así amigos puedo seguir eternamente porque hay interrogantes por cada escenario que millones de mexicanos tenemos en estos momentos. ¿Mi conclusión? Salir lo mejor librado de este año, ser empáticos con nuestros hijos y rezar para que el virus nos dé un respiro en el 2021. ¡Sí, rezar…!