La revisión del expediente de entrega-recepción de la administración pública municipal se ha convertido en una comedia de equivocaciones.
La Comisión de Hacienda se equivocó al dejar pasar más de un mes y medio sin entrar a revisar el expediente. El documento fue turnado a la Comisión desde el 10 de octubre y hasta finales de noviembre se tocó el tema en la Comisión. El resultado es un proceso atropellado, lleno de errores, de violaciones procesales y de lamentables omisiones.
La comisión se equivocó al facultar a los directores a requerir información a los anteriores. Es una facultad de la comisión no delegable y sin embargo se entregó a los actuales titulares de las dependencias.
Ocho de estos titulares hicieron uso de esa facultad y se equivocaron: requirieron sobre cosas que poco o nada tienen que ver con el proceso de entrega-recepción: que si la usb perdida, que los botes de basura o que si las boletas de infracción que hay que capturar.
Los directores se equivocaron en las notificaciones de los requerimientos. Algunos notificaron en días no hábiles. Otros en horarios no hábiles. Otros no se cercioraron de que la persona buscada viviera en el domicilio al que fueron. En fin, no cumplieron con las formalidades que la ley señala que deben cubrir las notificaciones. No dimensionaron que no se trata de hacer enchiladas, sino de realizar actos jurídicos serios.
Los directores se equivocaron en la persona requerida. En efecto, le piden una memoria usb al ex secretario de Seguridad cuando se dice que la tenía alguien dentro de la dirección operativa de Tránsito. No le dan más detalles al ex funcionario y así quieren que responda.
La Tesorería se equivocó al contratar un despacho para que hiciera la revisión. Le paga 600 mil pesos por un trabajo de tres semanas, cuando el personal jurídico y contable de presidencia podía haber hecho el trabajo.
Por su parte, el despacho contratado por la Tesorería no revisó qué tipo de información fue requerida, simplemente se dejó que los directores preguntaran a como dios les dio a entender.
Se requirió información o aclaraciones a los ex funcionarios sin que estuviera aún revisado el expediente. (¿?).
Se presentó apenas un informe del despacho contratado en el que se dice que faltan cosas, pero no se les requiere a los ex servidores públicos, para que aclaren o se puedan defender de los señalamientos del despacho contratado por la Tesorería. Y no se les requiere porque la Comisión se equivocó en los tiempos. Se hizo bolas y ya no hay modo de requerir. Se perdió más de un mes y medio y ahora tenemos que emitir el informe el próximo lunes.
Con este cúmulo de inconsistencias e irregularidades, atribuibles en su mayor parte a la Comisión de Hacienda, presidida por el síndico Carlos Medina, se puede decir que el primer trabajo de esta comisión, que por otra parte debería ser un trabajo sencillo y sin sobresaltos, ha sido un verdadero fracaso.
Finalmente el proceso de entrega-recepción es un proceso administrativo que no debería levantar grandes comentarios. Es la mera entrega de una serie de documentos, con la finalidad de que haya continuidad en la administración. Que no se detenga el trabajo y que los nuevos funcionarios tengan los elementos mínimos a su alcance para que el gobierno no baje la cortina, esa es la finalidad.
Y así las cosas, no es este primer tropiezo en sí lo preocupante. No, lo preocupante es la incompetencia que se ve detrás de este proceso descuidado y desaseado.
Si un tema tan sencillo como el de entrega-recepción se empantana de esta manera, ¿qué podemos esperar en los temas verdaderamente importantes de la ciudad? ¿Podrán resolverse los problemas de seguridad? ¿Habrá la capacidad para realizar las grandes obras y los importantes proyectos que León necesita?
Ojalá que esta comedia de equivocaciones no devenga en tragedia. Pero el futuro cercano no se ve prometedor.
