Es natural que cuando un equipo sustituye a otro, el nuevo equipo diga cosas que no le favorecen al anterior. Eso en el mejor de los casos. Cuando los personajes son más rudos entonces ya se puede hablar de golpes bajos y ataques.
Esto ocurre en cualquier aspecto de la vida. Es parte de la competencia que es natural en el hombre y es obvio que no hay excepciones cuando se trata de política y de equipos de gobierno. Por lo mismo, en ocasiones, una declaración casi irrelevante puede ser interpretada de manera sesgada por algunos medios de comunicación, y entonces pueden producirse verdaderos conflictos entre los que fueron parte del anterior gobierno y los del nuevo.
Por eso vale la pena hacer aclaraciones. Los servidores públicos debemos actuar con responsabilidad. No se trata de defender ni de atacar a nadie. No es ése el papel de los servidores públicos que merece nuestro municipio. Simplemente se trata de hablar con la verdad. Se trata de que los hechos se impongan sobre las palabras.
Y así tenemos que el día de ayer los medios dan cuenta de una declaración del tesorero municipal, Gilberto Enríquez Sánchez, en la que éste afirma que hay un déficit o faltante de 138 millones de pesos.
Primero hay que decir que a los miembros de la Comisión de Hacienda del Ayuntamiento no nos ha informado nada al respecto el tesorero. Eso de entrada, por lo menos parece una falta de respeto, que los miembros del Ayuntamiento se tengan que enterar por la prensa de lo que el tesorero no les informa directamente.
De manera que hasta que el tesorero nos informe con detalle podremos emitir un juicio certero, mientras se trata de especulaciones. Ahora bien, suponiendo que sea verdad lo de los 138 millones, no parece razonable que esta administración esté disponiendo de 30 millones de pesos para liquidar servidores públicos. Se le quitan recursos nada despreciables al programa de inversión, esto es, a lo que se invierte en las colonias en favor de los leoneses, para cambiar a la burocracia. Si hay un faltante de esa magnitud, no es justo que se gasten 30 millones de pesos para que entre gente nueva al gobierno.
Y en segundo término, suponiendo que sea verdad lo de los 138 millones, los leoneses tenemos memoria. Hace tres años, la administración de Ricardo Sheffield le heredó a la administración de Bárbara Botello una deuda con el IMSS de más de 150 millones de pesos. Afortunadamente la capacidad de negociación de la presidenta municipal, consiguió dos cosas: la reducción de la deuda a 90 millones, y la construcción de un moderno hospital del IMSS en la ciudad. Hoy esa deuda que heredaron los gobiernos panistas ya no existe, quedó pagada en su totalidad y el hospital está en proceso de construcción en las inmediaciones de los bulevares Jorge Vértiz y Juan Alonso de Torres. Eso es parte del gobierno exitoso que encabezó al licenciada Botello.
Pero hubo un déficit más, ése sí oculto, que dejó la administración de Sheffield, y que se refiere a la depuración de policías. Durante su administración, casi la tercera parte de la corporación reprobó los exámenes de control de confianza. Y en vez de despedirlos, dejó el problema a la siguiente Administración, por lo que se tuvieron que desembolsar más de 196 millones de pesos. No había para dónde hacerse: era una obligación legal, derivada de la aplicación de unos exámenes que controla el estado y cuyos resultados no se le detallan al municipio.
De manera que tan sólo por estos dos temas, sin considerar todas las cuentas por pagar que aparecieron, desde las de la visita del Papa hasta las de comunicación social, ya estamos hablando de casi 350 millones de pesos. Ése sí que era un déficit escandaloso. Y "el de atrás paga", parecía ser la divisa.
Hoy, por el contrario, se puede hablar de finanzas sanas en nuestro municipio. Y en cuanto al supuesto déficit, los regidores de la Comisión de Hacienda estamos atentos a las explicaciones que nos dé el tesorero.