Un año después de la pandemia hay contundente evidencia de que no se concretaron los saqueos, incrementos en delitos como el homicidio doloso o la generalización del daño patrimonial vaticinados en la Ciudad de México.
Peor aún, al menos para quienes desde esos pronósticos deseaban articular la secuencia de una tragedia de seguridad coincidente con la de salud que se avecinaba en marzo de 2020 —y que se concretó un año después con el fallecimiento de 200 mil personas en todo el país—, los delitos han disminuido en lugares donde existe estrategia y coordinación y no así donde se carece de ella.
Estado de México, Jalisco, Puebla, para no hablar de Guanajuato, Tamaulipas o Veracruz, no tienen esa misma disminución. Hay una tendencia más positiva, divergente, desde el mundo chilango que no se registra en el resto del territorio más poblado.
La capital nacional es de las cinco entidades demográficamente más saturadas y con más notables disminuciones en los delitos de alto impacto.
Del inicio de la gestión de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, a la fecha, los delitos se ubican, en números absolutos diarios, en la mitad de lo que estaban en el primer bimestre de 2019. Alguno de los delitos que afectan el patrimonio de las personas en el caso del robo de casa habitación con violencia y de robo a transeúnte ciertamente no han descendido lo suficiente.
Sí lo hicieron el secuestro, en casi 80 por ciento, y la extorsión aun cuando este delito es tan prevalente y generalizado que la cifra negra es ilustrativa de una enorme vulnerabilidad, especialmente en la versión telefónica digital de ese delito y del fraude canalizado por el celular.
La percepción, positiva o negativa, del comportamiento de la incidencia delictiva y del quehacer de las autoridades es aún, sostengo, más importante que los datos duros y las extrapolaciones de cifras negras.
Prácticamente en cada familia se sabe de alguien que ha sido víctima de ladrones, aunque, a diferencia de 2018, ya no se puede decir que sea un integrante de esa misma familia. Se es menos víctima que “saber” o “haber oído” de otras víctimas.
Reportes como el DISÍ del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, con datos de 23 mil llamadas mensuales, revelan también una tendencia a la baja en los delitos patrimoniales de alto impacto.
Este comportamiento se ha consolidado en los últimos dos años. En términos generales, la reducción en delitos de alto impacto fue de 29% a nivel local, mientras que en lo nacional fue de 20%. Estos son datos de carpetas de investigación abiertas. ¿Se ausentaron los denunciantes de las agencias del MP? Es probable. ¿Por qué en otras entidades aun con la pandemia no disminuyeron los delitos? No existen variables como la coordinación y la determinación políticas para coordinar inteligencia, operación policial y políticas públicas sociales.
Falta enormidad por hacer, pero la tendencia no es la misma que en el periodo 2015-2018. _
*Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de CdMx. @guerrerochipres
Salvador Guerrero