Brillantez y trauma. Tragedia y perdón. Tristeza y plasticidad sonora. Delicadeza y tortura. Los binomios podrían continuar para ilustrar en pocos trazos la imagen provocadora de una estrella de la música pop quien, como Sinéad O’Connor, sobrevivió hasta los 56 años cuando dejó de existir este miércoles.
El apego a su fracturada verdad y dolor la distinguió mientras se balanceaba entre el mundo punk —prefiriéndolo— y la música que agradaba a los estratos más convencionales de audiencias conquistadas por su carisma. Las mieles fugaces de la fama global. El reconocimiento y la soledad.
Todas sus oportunidades humanas ensombrecidas por el señalamiento de la experiencia con una madre a la que acusó de torturadora. El conjunto de la frase “su circunstancia”, amplificada por millones de fanáticos, y el suicidio de su hijo Shane hace año y medio tras dos tentativas previas de acabar con su propia vida, la debilitaron.
Y también el insoportable debate acerca de los abusos sexuales a infantes por parte de curas pederastas.
Públicamente habló de la enfermedad mental que le diagnosticaron: trastorno bipolar; ahora sabemos que es una discapacidad. En 2022, tuiteó que no tenía sentido vivir sin Shane.
De ella queda la imagen del programa “Saturday Night Live de 1992”, cuando, sin que nadie lo esperara mostró a la cámara una foto del Papa Juan Pablo II y la rompió al tiempo que decía: “Lucha contra el verdadero enemigo”.
El reclamo contra el primer pontífice en visitar Irlanda surgió ante las evidencias y testimonios de cientos de personas adultas víctimas de curas pederastas, frente a quienes la iglesia católica había sido omisa. Ahora se sabe de más de 14 mil 500 menores de edad abusados y, en 2010, el Papa Benedicto XVI ofreció disculpas a las víctimas.
La omisión, encubrimiento y el poder han favorecido el abuso sexual infantil. Ocurrió con Marcial Maciel, el líder de los Legionarios de Cristo —promovido por Juan Pablo II como líder global de nuevas vocaciones entre los jóvenes— cuyos crímenes denuncié en publicaciones en La Jornada, entre el 14 y 17 de abril de 1997.
El victimario aprovecha la condición de superioridad con relación a la víctima que llega a sentirse responsable de haber permitido las agresiones. Por ello, el abuso se revela con frecuencia —a veces nunca— hasta la edad adulta.
Los reportes del Consejo Ciudadano de CdMx señalan que 65 por ciento de los abusadores tienen relación familiar con las víctimas y 20 por ciento son personas conocidas, entre ellas amistades de la familia, profesores o sacerdotes.
Romper el silencio es clave. El tercer reporte anual “Trata de personas, desafío global y virtual” —el 30 de julio es el Día Mundial contra esta forma moderna de esclavitud— identifica que niñas, niños y adolescentes representan la mitad de los reportes sobre posible trata. No sabemos de las víctimas de pederastas clericales con esa precisión.
En la CdMx se puede contribuir con la denuncia y la prevención impulsadas tanto por Claudia Sheinbaum como con Martí Batres. Necesitamos a toda la comunidad.
