Entre buenas intenciones, elementos inverosímiles, polémica electoral porque aparece en una escena la alcaldesa de Aguascalientes, la panista María Teresa Jiménez Esquivel, y con una agenda que desde lo conservador quiere reivindicar el valor de la confianza sin asumir los riesgos del entorno, la película “Se busca papá” abre oportunidad para repensar completamente la comunicación familiar.
En el rating de Netflix este largometraje aparece en primer lugar en estos días, como ha estado también en las tendencias de Twitter.
Es la historia de una adolescente llamada Blanca, quien perdió a su padre, su madre trabaja como directora de cine y la niña, ávida de atención, se muestra rebelde. La menor conoce a un conductor de una app de transporte privado, un actor quien, ante la pérdida de su propia hija en un accidente de auto en Valle de Bravo, a donde la envió sola con el chofer, se alejó de los reflectores y la ayuda acompañándola en diversas ocasiones, a solas, hasta registrarla en un concurso fingiendo ser su padre, sin que se den cuenta su mamá, la maestra y las organizadoras.
La controversia de la alcaldesa, quien niega haber utilizado recursos del erario para la producción, nos ayuda a visibilizar el argumento de que ante los riesgos es indispensable recuperar el acompañamiento, la intervención y la supervisión parental.
En mi infancia, las mamás nos prohibían hablar con extraños. Ahora, el mundo digital amplía el sentido de ese consejo, aunque mantiene la esencia.
Sea por causa de la trata de personas, especialmente niñas y niños, y los fraudes cometidos contra menores por vía de redes sociales o por celular, se hace aún más necesario construir socialmente una cultura cívica a favor de la prevención parental.
Esta pasa, para el caso de las menores, por una mediación activa, en internet, mediación restrictiva y el seguimiento de nuestros vínculos con nuestras hijas, especialmente si a decir de los datos de seguridad la vulnerabilidad de género, especialmente de las niñas, nos ocupa a todos.
Son buenas noticias que al menos en la capital nacional, el gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum haya puesto en marcha una mesa de situación y una cadena de auxilio que ha contribuido a detener en flagrancia a tres veces más agresores sexuales de un año al otro, que exista la iniciativa de un banco de ADN de agresores sexuales, se haya aprobado la Ley Olimpia y que se tenga la iniciativa de que el agresor sea quien abandone la vivienda en vez de que deba huir de la mujer agredida.
Al mismo tiempo, a nivel global, existen riesgos acentuados que hacen inverosímiles las negligentes liberalidades respecto de la falta de control y supervisión, como la de abandonar el ingreso a la escuela de la menor, así como la presunta facilidad de encontrar en la calle los cuidados y el amor no hallados en el hogar.
De ahí que la pregunta central de la película, que debería dar el título a la misma es la que se hace la madre: “¿qué haces con mi hija?”. En lugar de “Se busca papá”.
@guerrerochipres