Brian tiene 26 años y es policía de la Ciudad de México.
Apenas con tres años de servicio ha demostrado tal valor y compromiso que ya ha sido formalmente reconocido varias veces por sus jefes policiales. Es parte de una generación de servidores públicos nacida con la administración actual. Fue herido por uno de los 10 delincuentes que ingresaron este jueves al sistema penitenciario después de su captura en Topilejo. Desde la ciudadanía deseamos que su joven vida supere el grave daño sufrido.
Gracias a la determinación y entrega de personas como él; a modificaciones estructurales en la policía; a una supervisión cercana, firme y sensible del gobierno sobre la Secretaría de Seguridad Ciudadana; al desarrollo de capacidades de investigación policial reconocidas desde hace dos años por la norma; a la participación en una estrategia integral que incluye políticas sociales, aumento salarial y dignificación, fue posible el exitoso operativo.
También influyen la colaboración con la PDI de la Fiscalía General de Justicia, el trabajo con la Secretaría de la Defensa Nacional y la Guardia Nacional y la denuncia ciudadana.
Si los gobiernos de otras entidades quieren disminución de la incidencia delictiva tienen que realizar detenciones, remisiones al sistema penitenciario de los generadores de violencias más notorios y vigilar que su proceso concluya en sentencias que causen estado. Deben desplazar eficientemente la presencia de esos organismos.
Brian es evidencia de riesgos probables. También del indispensable baluarte que es el Estado ante la delincuencia.
Él encarna el esfuerzo detrás de la disminución de la incidencia delictiva en 53.7 por ciento en la capital nacional, si se compara el periodo enero-junio de 2022 contra el mismo lapso de 2019. Quien tenga curiosidad advertirá el contraste de resultados, para decirlo generosamente, muy modestos, de las entidades más pobladas del país.
Actualmente, observar a sujetos armados, con motocicletas sin placas o placas sobrepuestas o visiblemente inauténticas, en horarios y compañías que por lo menos podrían ser señaladas como llamativas por su vestimenta, actitudes o fiestas… no solo se puede denunciar, sino confiar en que eso generará acción.
La última afirmación de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la capital nacional, al presentar su informe de seguridad se la dedicó a Brian: “desde aquí enviamos todo nuestro amor y nuestros buenos deseos por su recuperación”.
La justicia adquiere otra dimensión cuando se recupera el respeto por la autoridad y la confianza en que trabaja por acabar con la impunidad y detonar ejemplaridad. Todo eso está en el centro del caso Topilejo que esta semana ha acaparado las portadas.
La ciudadanía se apropia y constituye el espacio donde tiene lugar la seguridad, sea privado o público, cuando moviliza la denuncia y contiene así los temores e incertidumbres que son el caldo de cultivo de la impunidad de los organismos delictivos.
Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres