Dicen que hasta los cerros reverdecen, pero en la actualidad el edaismo es motivo de discriminación a nivel global, según la Organización Mundial de la Salud. Las mujeres son quienes más padecen esta problemática.
Las mayores de 40 años son blanco fácil de discriminación en el ámbito laboral y el social. Según el Censo de Población y Vivienda 2020 en Puebla hay 1,692,181 habitantes, siendo 52.2% mujeres. Del total de población hay poblanas un 3.84% va de 40 a 45 años, un 3.6% de 45 a 49, un 3.28% de 50 a 54 y un 2.61% va de 55 a 59 años. Es decir, un 13.3% de mujeres está entre los 40 y 60 años.
Esta semana se criticó en redes sociales a Avril Lavigne por vestir un look de veinteañera, en su regreso a los escenarios. Algunos internautas subrayaron sus 39 años y las formas de su cuerpo, uno que se repuso a la enfermedad de Lyme. Quizás olvidaron que ella no siguió el estereotipo de princesa del Pop, ya que en su tiempo lució con pantalones y maquillaje negro. Cantando letras sobre las complicaciones del mundo, las máscaras con las que la gente se comporta en el mundo exterior y el desencanto.
En 2021 Sarah Jessica Parker también fue criticada por sus canas y arrugas. Ante esto la actriz, productora de cine, teatro y televisión estadounidense respondió "Sé cómo me veo. No tengo otra opción. ¿Qué voy a hacer al respecto? ¿Dejar de envejecer? ¿Desaparecer?".
Todos creímos que esta manera de discriminar había desaparecido, pero incluso hoy muchas mujeres son menospreciadas desde que buscan empleo, pues pocas vacantes son para mayores de 40 años.
Actualmente, el algoritmo tiene decenas de artículos del Abc de: cómo vestir si tienes más de 30, con estilo a los 40, y moda para señoras de 50 a 70 años. Esto se ha reproducido como una plaga y si alguien quebranta la tendencia corre peligro de ser ridiculizada. Aunque si lo pensamos bien, es ridículo vestir y vivir cómo el mundo cree que debería ser. Se nos olvida que la autenticidad ha sido lo que impone modas y paradigmas de vida. No es cuestión de edad sino de madurez. Así que no etiquetemos a quien viste, habla o piensa diferente a su edad, sino estaríamos condenados a nunca reinventarnos.
