Política

Preferimos (millones de veces) el capitalismo

Millones de mexicanos han abandonado el terruño para afincarse en los Estados Unidos. Es admirable y conmovedor que buena parte de la paga que reciben la manden de vuelta a casa. Pero es también una auténtica vergüenza nacional que tengan que emigrar para buscarse una vida mejor. Este país, por lo que parece, no les puede brindar a sus hijos el bienestar que merecen.

Por si fuera poco, los gobiernos de Estados Unidos Mexicanos solicitan, una y otra vez, que les sean otorgados permisos de residencia a nuestros compatriotas… ¡en otra nación! ¿Qué somos? ¿Un pueblo de pedigüeños? ¿Un tropel de limosneros? 

El gran pretexto que esgrimimos para exigir dádivas es que ellos, nuestros vecinos del norte, necesitan la mano de obra barata, justamente, de los estadounimexicanos. Los de aquí estamos dispuestos, como dijo en su momento uno de nuestros clásicos, a laborar en trabajos “que ni los negros quieren hacer”. Pues tampoco es timbre de orgullo, qué caray, afanarse en oficios miserables siendo que la exportación de ingenieros, científicos, pianistas o arquitectos sería, en principio, mucho más glamurosa. 

Pero así como las guerras las ganan los anónimos combatientes en el campo de batalle, la diaria fajina de esos millones de paisanos en los campos de cultivo, las obras en construcción, las cocinas de los restaurantes o los retretes de los cuartos de hotel los ennoblece y encumbra como personas entregadas a labrarse su propio destino por encima, muchas veces, de las más estremecedoras adversidades. Son, si lo piensas, de los mexicanos más dedicados y emprendedores. ¿No quisiéramos mejor tenerlos aquí, entre nosotros, contribuyendo a la construcción de una patria común y al engrandecimiento de la tierra que los vio nacer? La emigración no es solo oprobiosa sino una calamidad económica.

Lo más extraño de estar viviendo una realidad así es que constatamos, al mismo tiempo, un repudio público al modelo de sociedad que se ha instaurado en los Estados Unidos. La fiera retórica patriotera del antiguo régimen priista no solo no se ha extinguido sino que nos seguimos solazando en el discurso de una excepcionalidad mexicana —algo que se traduce en que todo debe funcionar a “nuestra manera”, en que “no vengan de fuera a decirnos cómo hacer las cosas” y en otras manifestaciones de rancio provincianismo— siendo, miren ustedes, que esa receta tan nacionalista ha llevado a que millones de compatriotas no quieran seguir bajo el cobijo del oficialismo estatista sino que hayan elegido emprender el azaroso viaje hacia un país desaforadamente capitalista. ¿Cómo está el tema de que esos mexicanos de cepa pura prefieran vivir donde el petróleo es explotado por ExxonMobil, Texaco y Valero Energy, entre otras corporaciones, en vez de beneficiarse, en su patria, de que Pemex sea “patrimonio de la nación”? Pues...

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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
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  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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