Política

¿Nos vendemos ya de plano a China?

México cuenta con muy pocos recursos para poder plantarle cara a su poderoso vecino del norte. Es un socio comercial de primerísima importancia, es cierto, pero depende, a su vez, de que centenares de miles de mexicanos afincados ilegalmente en los Estados Unidos no sean expulsados, de colocar sus productos (ni más ni menos que el 80 por cien de lo que el país exporta) en el mercado norteamericano sin afrontar tarifas punitivas y, entre otras tantas cosas, de seguir beneficiándose de las inversiones que realizan los estadounidenses en estos territorios.

En algún momento, cuando fue cuestión de que el Gobierno de la 4T le hiciera el trabajo sucio a la Casa Blanca para detener a los emigrantes centroamericanos, escribí en sentido opuesto a lo que afirmo en las anteriores líneas: el presidente de la República contaba con la facultad —a manera de represalia ante las posibles sanciones comerciales con las que amenazaba The Donald— de gravar también lo que importamos de allá: México, miren ustedes, es el primer comprador mundial de lo que producen estados como Texas, California y Arizona, por nombrar sólo a algunos.

O sea, una declarada guerra comercial para que los ensoberbecidos yanquis se dieran cuenta, después de todo, de que no somos un paisito y de que tenemos la capacidad de desbaratar sus cadenas productivas, así fuere temporalmente. El problema de una estrategia parecida es que nadie sale ganador en la batalla (algo, por cierto, que deberían de saber los promotores del proteccionismo, incluido el propio Donald Trump, cuyas prácticas le han causado importantes daños al comercio exterior) y que los costos terminan pagándolos globalmente los consumidores y sectores enteros de la economía.

En fin, ya puestos a afrontar las devastadoras consecuencias del enfrentamiento directo y en plan declaradamente belicoso, seguía habiendo otra opción. ¿Cuál? China, señoras y señores. Es decir, irnos a echar a los brazos de la nación asiática en las mismísimas narices de los Estados Unidos, sacando ventaja de nuestra condición de “patio trasero” para transmutarnos en un auténtico caballo de Troya. Pongamos que como una simple amenaza, en un primer momento, para responder a las bravatas del peleonero morador de la Casa Blanca, pero ya luego, más arriesgadamente y con la desenfrenada valentía de quien no se siente obligado a guardar prudencia alguna, como una auténtica opción geopolítica, así de insólita y asombrosa como pudiere resultar.

Pura política-ficción, amables lectores. Fantasías de escribidor y nada más. El tema, sin embargo, cobró cierta actualidad porque las autoridades de la capital de todos los mexicanos se disponían, ayer viernes, a adjudicar un jugoso contrato para la modernización de la Línea 1 del metro a una corporación china… vetada por la Casa Blanca. ¡Uy! 


[email protected]


Google news logo
Síguenos en
Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • [email protected]
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.