Al EZLN, por su dignidad rebelde desde un 1 de enero de 1994
México es un fiel reflejo del nuevo desorden mundial y su barbarie rampante. Desde hace tres décadas se encuentra en una crisis muy profunda social, económica y políticamente. Ni siquiera la "alternancia" de ninguna transición democrática pudo frenar la tendencia a la barbarie social. De persistir esta tendencia veremos un México en llamas. El México bárbaro con toda su estela de hiperviolencia social, resultado histórico de un capitalismo salvaje, con su devastación social y natural a partir del régimen oprobioso salinista, necesario al proyecto oligárquico local y extranjero. Este proyecto económico depredador es un verdadero éxito para una elite oligárquica pero, al tiempo, es un fracaso absoluto para la mayoría de la población mexicana. La expoliación del proletariado del campo y las ciudades por los grupos dominantes no tiene límites con base a la violencia y una profunda corrupción e impunidad. Añadamos la ineptitud y la ineficiencia de la alta tecnoburocracia, saqueando el erario junto con la clase política.
Un balance objetivo del año que termina hoy no puede eludir del análisis la situación catastrófica nacional: la violencia social continúa inexorablemente; el narco sigue haciendo de las suyas en complicidad con las altas esferas del poder y del capital; el desempleo y el empobrecimiento constante de las familias trabajadoras persiste, la corrupción e impunidad del poder y del dinero se profundiza, la devastación de los recursos naturales, de los ecosistemas terrestres y marinos, es implacable debido al modelo extraccionista, especialmente de la minería. El feminicidio aumenta. El número de presos políticos también: ¡Libertad a Nestora Salgado! Salarios miserables, con aumentos humillantes, sindicatos charros y neocharros conteniendo justas y legítimas demandas salariales y laborales; injusticia política por todos lados impidiendo el derecho a la libre organización sindical; represión a los trabajadores de la educación, criminalizándolos como vándalos y delincuentes por su resistencia a una reforma laboral y burocrática, aunque inexistente en contenido educativo. Persiste la demonización de las luchas de resistencia por los corifeos gubernamentales. El desmantelamiento de la cosa pública por el neoliberalismo privatizador es brutal y tiene efectos sociales devastadores hoy y en el futuro inmediato para la mayoría de los mexicanos. El desmantelamiento acelerado o lento de lo poco que existía de un estado de bienestar es inflexible. El país está hundiéndose en un pantano de degradación social por las políticas oligárquicas que enriquecen obscenamente a una minoría poblacional. Es el Mexican moment peñista.
El capital se ensaña con la fuerza de trabajo empobreciéndola más y precarizando sus condiciones laborales. La represión patronal –también pagando salarios de hambre– en complicidad con el gobierno, contra los trabajadores y jornaleros continúa impunemente: contra los jornaleros agrícolas de San Quintín en Baja California; contra los trabajadores en huelga –más de cuatro años– de la fábrica de Calzado Sandak, en Calpulalpan, Tlaxcala, algunos de cuyos dirigentes sindicales fueron arrestados con el apoyo de la fuerza pública estatal; el fraude en el recuento por la titularidad del Contrato colectivo de Trabajo orquestado por la patronal, los charros sindicales y el gobierno en contra del Sindicato Trabajadores Único de Honda de México; cientos de trabajadores y trabajadoras de la fábrica de las impresoras y software, Lexmark, en Ciudad Juárez, fueron despedidos luego de solicitar un aumento de sueldo; los empleados se fueron a huelga hace tres semanas para exigir que su paga diaria se incrementara de 114 a 120 pesos... días después la trasnacional despidió a cerca de 120 trabajadores, la mayoría de ellos intentando formar un sindicato independiente cuyo objetivo sería la obtención del anhelado aumento salarial, entre otras mejoras a las condiciones laborales. "Los patrones cortan nuestros salarios por llegar aunque sea un poco tarde, incluso si nuestros niños están enfermos y tenemos que llevarlos al hospital, y tenemos que soportar el acoso de los supervisores", denunció Miriam Delgado, una de las trabajadoras despedidas luego de laborar para Lexmark por cerca de cinco años. "Nada ha cambiado en Juárez, seguimos forzados a levantarnos contra las injustas e indignas condiciones laborales". El infierno de las maquiladoras es uno de los círculos dantescos neoliberales.
A 15 meses de la noche de Iguala, para los padres y madres, y familiares de los 43 estudiantes desaparecidos la situación es desesperante al desconocer el paradero de los jóvenes. "Estamos luchando para que aparezcan con vida", dijo Bernabé Abraham Gaspar, campesino y padre de uno de los estudiantes. "Porque si el Gobierno mexicano le apuesta al cansancio, al tiempo y al olvido, nosotros les recordamos cada 26 que esto, el dolor, está latente", explicó el portavoz de los padres, Felipe de la Cruz. También se criticó la no intervención de la Iglesia ante la tragedia de las desapariciones en México, que suma más de 26 mil casos desde finales de 2006. "Es un llamamiento por todos los desaparecidos y sobre todo a esa Iglesia que tenemos que está sorda y es omisa al dolor de los padres. La Iglesia como tal está al servicio del Gobierno, más no de la ciudadanía", explicó la manifestante Beatriz Leticia García.
Un año infame más, pero las luchas de resistencia antineoliberales, anticapitalistas, ecologistas y democráticas, se proyectan como una luz de esperanza ante la barbarie capitalista. Sin luchas de resistencia obrera, popular, magisterial, estudiantil, campesina e indígena, estaríamos peor. Sin lucha permanente no hay democracia ni progreso, ni paz ni justicia social.