Los días de tenaz lluvia, particularmente en Torreón, al ver algunos sectores de la ciudad, nos hizo vivir nuevamente, la sensación, de estar en Venecia y sus pintorescos canales, claro, en una versión para los pobres.
Tuve en esos días que ir a cobrar mi pensión de viejito y supe que había una nueva sucursal del banco del Bienestar en el cruce de las avenidas Ávila Camacho y México; llegando al lugar, descubrí que estaba a doscientos metros de la Camacho por la avenida México; quise tener a la mano el yate de cual dispongo en Cádiz, porque esos metros estaban cubiertos de agua de banqueta a banqueta, pero no había llevado ninguna canoa o balsa de hule, los transité en automóvil, sudando frío.
No pude dejar de reflexionar sobre la necesidad del drenaje pluvial, del cual la ciudad ha carecido desde que Wulff trazó las primeras manzanas que vendió Eppen.
Torreón ha sido un municipio donde ha habido alternancia de partidos políticos, pero unos y otros han dado aspirinas para las molestias del momento, dejando que llegue alguien que tenga la fuerza para decidir hacer esa obra, ciertamente monumental y resuelva el problema de tajo.
Desde el punto de vista constitucional esa necesidad insatisfecha habla del incumplimiento del Artículo 115.
Esa omisión, por desgracia se extiende a otras parcelas, que, si se pensara en el bienestar de las mayorías y no solo en satisfacer a las elites del municipio, de lo cual escurren ganancias que han enriquecido a los responsables de aplicar las políticas públicas en bien del pueblo, otro gallo nos cantaría.
Cuando mi partido se derechizó, dejó de ver a los de abajo, ese abandono se ha traducido en que el municipio ha dejado de atender dos asuntos torales, además del tema ya comentado: los mercados públicos y los panteones.
Se ufanan de inaugurar un nuevo supermercado, y caras funerarias cuyos servicios con costos elevados obligan a grandes sacrificios de los usuarios de escasos recursos, es decir, la mayoría en nuestra población.
Vienen tiempos difíciles en los cuales mucho ayudaría recuperar la filosofía de la justicia social al servicio del pueblo y movilizar a la ciudadanía en torno a esos proyectos urgentes y altamente necesarios; ojalá afinen su inteligencia y recuerden su tarea primordial: servir a las mayorías y no solo ver por los poderosos. Simple Justicia.