Con el mismo nombre de hoy el reconocido saltillense licenciado Arturo Ruiz Higuera formó un libro donde recoge la vida y obra del Lic. Juan Claudio de la Fuente Cárdenas, quien nació en la entonces Villa de Santiago del Saltillo un 18 de febrero de 1814 y murió el 9 de junio de 1867, una vida entregada a contribuir, sostener y engrandecer los núcleos de la Patria en ese periodo de la consolidación de la república que nació en 1824 hasta su recuperación después de la invasión francesa, una época crítica y aciaga donde se requería la actuación de hombres de mucho temple, de entrega total y verdadera en aras de la república.
De raíces humildes pues sus padres José Antonio de la Fuente y Victoriana Cárdenas batallaban para el sostenimiento familiar.
Cuando apenas tenía 7 años quedó huérfano yéndose a vivir con su tío Ignacio de la Fuente, sastre de profesión.
Pero su destino sería totalmente diferente, lo rescataron sus protectores los señores José María Valle y José María Siller y el sacerdote católico don José María Valle, quienes hicieron posible que fuera a estudiar a Guadalajara donde culminó de abogado en 1837.
Diputado por Coahuila en 1840 fue expulsado por Santa Anna; en la época de la Reforma siendo diputado constituyente en 1857, Comonfort lo nombró ministro de Hacienda.
Con Juárez se le designó ministro de Justicia e Instrucción Pública; en 1863 fue ministro de Gobernación, de Relaciones Exteriores.
En 1861 fue nombrado representante de la República ante el gobierno de Napoleón III . como ministro plenipotenciario, condenando la invasión a México, lo señalaron como un patriota excepcional al exponer lo injusto de la Triple Alianza.
Fue gobernador de Coahuila en tres ocasiones: 1864 y 1867; en el año de 1865 no obstante como ejemplo de honestidad Juan Antonio de la Fuente falleció pobre el 9 de junio de 1867, teniendo que recolectarse dinero para su funeral.
El gobierno de la República, al recibir la notificación del fallecimiento del licenciado De la Fuente, acordó que se le rindieran los honores de acuerdo con los distinguidos servicios prestados a la Patria, y a su vez, otorgó a la viuda una pensión para el sostenimiento y educación de sus tres hijos, considerando que don Juan Antonio fue un servidor público honesto y de conducta intachable.
Que lo sepan las generaciones presentes.