Está claro desde hace tiempo que las mañaneras son el instrumento del presidente López Obrador para sembrar distractores a los observadores críticos y a la ciudadanía no enajenada, que cada vez está más convencida de los malos resultados en materia de salud, seguridad, educación, vida institucional. economía y desde luego en el despilfarro de los recursos monetarios del país en proyectos internos y externos en su afán de significarse como líder latinoamericano de tendencia izquierdista, algo muy dudoso, si se observa la contrariedad entre el discurso falaz y los hechos, que se convierten en la sarta de vituperios y falsedades, afirmadas día con día.
Cada sector, cada institución, cada ciudadano que de acuerdo a su derecho, establecido en la Constitución, disiente de sus limitadas conceptualizaciones, producto del exiguo cultivo de su mente, insostenibles explicaciones apoyadas en sus propios datos, todos imaginarios, extraídos de su corta y extraviada visión, que dicen compartir sus ciegos seguidores, son pretexto para sacar a flote su carácter pendenciero, resultado de su frustración y resentimiento social, para enderezar sus descalificaciones, señalamientos, agresiones de todo tipo, escudado en la libertad de expresión, con total descuido de su embestidura y poder institucional, o más bien con toda alevosía criminal desde su estrado, solo con el propósito de defender su indefendible cuarta transformación.
Ante la Cumbre Latinoamericana, López Obrador ha pretendido condicionar su asistencia, a la invitación para los países gobernados por dictaduras, porque, así como dice es importante proteger a los delincuentes por ser seres humanos, aunque diezmen a la ciudadanía con actos criminales, dice que los dictadores tienen voz en una junta promotora de la democracia, seguramente para que convenzan de las ventajas de la opresión a sus naciones, en una total confusión de planos políticos que no alcanza a discernir.
La entrega de millones de dólares a los países visitados y el apoyo financiero a Cuba, disfrazado de contratación de médicos, sabiendo que reciben una mínima parte de lo pagado a Cuba, es de un cinismo extremo, más cuando para justificar su decisión, flagela a los médicos mexicanos y a nuestros niños con vacunas no aprobadas por los organismos internacionales.