Hasta el momento de escribir estas líneas no he visto al Monterrey trabajando en las alfombras de un departamento.
Bien le hizo la contratación de Graniolatti; éste sí los está haciendo trabajar para obtener el mejor resultado de este viaje.
Los preparadores físicos anteriores no tenían ni idea de este oficio y el Monterrey jugaba y se cansaba, y el ritmo del juego era más lento que los cambios en la FIFA.
Otro acierto de Luis Miguel que sigue callando bocas.
Da gusto verlo entrenar y dejar que se vaya la imaginación para lo que veremos en la cancha la próxima temporada.
Se acabaron los trapos tibios, les están quitando las plumas de pingüino y los están haciendo atletas profesionales.
Pero ojo: lo más difícil es agarrar condición física, son muchos días de joda. Y lo más fácil es perder la condición física si no administran bien su alimentación y su vida personal.
Ya no queremos verlos a media temporada subiendo a Chipinque para agarrar fuerza, pero regresar todos tiesos.
Luis Miguel trajo un preparador físico que fue jugador y campeón con Atlante, justo cuando se agarró a aquel Careca y lo anuló en el de Ida y en el de Vuelta. ¿Se acuerdan?
Va a estar muy bueno el circo, se presagia cuando los ves a todo motor, veteranos y pelones, estrellas y estrellados correr cuesta arriba en la pesada arena de Wácara Beach pero sin tirar nada más que el sudor por el esfuerzo.
Esta condición y la dinámica del juego de Treviño y Barra van a parar en un buen resultado.
Por lo menos tienen un buen principio. No olviden que todo lo que bien inicia, bien acaba.
Eso dijo mi papá.