Algo pasa con los tapatíos que se niegan a abandonar la heroica muerte provocada por los humos del alcohol. 'Iren, la verdad es que son muy necios y siempre están buscando la forma de contrariar a sus autoridades que ellos mismos de forma alegre y democrática eligieron.
Pero nomás no se les puede dar gusto con nada. Dejen les platico. Primero, como una forma de cuidar su salud, la de los otros y la de sus familias, les pusimos un muy efectivo sistema de corralitos que consistía en arriarlos muy amablemente a un lugar en donde tienen que soplarle al tubito.
Hasta se los decoramos con puras muchachotas que seleccionamos muy bien, sobre todo por su amabilidad y simpatía, no vaya usted a creer que por otra cosa. Mire, le explico por qué tenían necesariamente que ser mujeres: porque son más amables, más tiernas, más cálidas y por esos corralitos arriamos a puros conductores bien machotes algunos de los cuales vienen bien pedos, bien locos y si ven un policía hombre luego, luego se quieren agarrar a los catorrazos con él. En cambio, al ver a una muchachona (y esta vez no permito que el corrector cambie la palabra por "muchachota") pues se contiene y ni modos, que le busquen pleito.
A quienes le soplan al tubito y resulta que traen un elevado nivel de alcohol hasta en las orejas, pues amablemente nos los llevamos a un lugar que como está en una curva, se le llamó "la curva", ya ve usted el ingenio que nos cargamos. Le decía, lo detenemos un rato en ese lugar, al día siguiente les servimos unos chilaquiles con su cerveza para la cruda, pagan una lana de multa y a su casa a inventarle algo a su vieja, o viejo.
Ah, pero no. Nomás no se puede y ahí están las cifras: que desde que les pusimos el torito, que obviamente resultó un becerrito todavía no destetado, las muertes provocadas por conducir ebrios aumentaron, ya llevamos 139 y aún no se acaba el año.
Usted me preguntará que entonces de qué sirvió el becerrito si la gente hasta se muere más por la misma causa que ese animalito iba a reducir. Pues una de dos, o de plano somos muy necios y decidimos morirnos en la raya, o el pobre becerrito y su corral, con todo y muchachotas y tubitos para soplarle sirven para un carajo.
O los matan en un restaurante, o mueren por borrachos.
El chiste es morirse.
