Son interesantes las diferencias entre los resultados en Coahuila y el Estado de México. Ambos candidatos oficiales son igual de impresentables; por un lado, Delfina Gómez, toda una señorita extorsión con el carisma y la soltura de un artrópodo y, por el otro, Armando Guadiana, el proveedor consentido de Manuel Bartlett y una caricatura norteña encogida tras un bigote y unos sacos que le quedaron tan grandes como misma la candidatura.
En Edomex las cifras preliminares arrojaron para Delfina una ventaja de alrededor de 8 puntos sobre la priista Alejandra del Moral, a quien le achacan que nunca tuvo chispa alguna. Y eso es cierto, pero no me digan que Gómez encendía las multitudes por donde pasaba. Muy diferente de los 30 puntos de ventaja con que Manolo Jiménez apaleó a Guadiana; sin duda Jiménez, a quien apodan el peñanietito por su aspecto acicalado y sonrisa colgate, hizo mejor campaña que Del Moral, pero no sé si eso explique del todo la enorme diferencia en resultados.
Quizá el factor determinante haya sido que, a diferencia de Jiménez, arropado con todo por el gobernador Riquelme y por una insólita pero sólida alianza entre el PRI y el PAN —que en el norte del país se han comportado históricamente como el coyote y el correcaminos, pero que, como buenos norteños, detestan más el estatismo populista de Morena que a sus añejas némesis políticas—, la priista del Moral fue apenas tibiamente apoyada por la parte azul de la alianza que la postuló —quizá no sea personal; el dirigente del PAN ha sido a la fecha un eterno ausente, un cero a la izquierda en la escena política nacional— y cabalmente desdeñada por su gobernador y ex jefe Alfredo del Mazo, quien se va con la satisfacción de pasar a la historia como el enterrador del grupo Atlacomulco y de la versión contemporánea del tricolor. Del Mazo, pues, hizo de su Secretaría de Desarrollo Social un segundo Meade.
Lo que me tiene más perpleja; sin embargo, es el éxito del grito de guerra pidiendo no votar por del Moral porque “es del PRI”. Ajá; y, ¿de qué nacimiento virginal creen que salieron Monreal, Bartlett, Salgado Macedonio, Ebrard y la demás caterva de tricolores de cepa hoy enquistados en Morena? ¿De verdad no se dan cuenta de que lo que sacaron del Edomex fue a unos priistas maquillados de la modernidad del post-salinato, pero solo para dejar entrar a la peor calaña de autoritarios y retrógrados dinosaurios echeverristas? ¿Realmente piensan que Gómez no va a ser lo corrupta, cínica e ineficiente que ha probado con creces ser durante toda su carrera política nomás porque “no es del PRI”?
Parece que los que se tragaron ese bulo fueron los mismos que le creyeron a López eso de que era diferente; que vería por los pobres; que tendríamos salud como en Dinamarca; que habría dinero para la cultura y los programas sociales; que la violencia y la corrupción se acabarían en 15 minutos; que no toleraría la impunidat y que regresaría a los soldados a sus cuarteles.
De verdad, me doy. Porque, por lo visto en el Edomex, contra un terrorífico sexenio de abundantes evidencias mostrando lo contrario, se lo siguen creyendo entero.
