La Casa Blanca definió como criterio para invitar a la Cumbre de las Américas el compromiso de cada gobierno con la democracia. Luego determinó que, siguiendo esta regla, Venezuela, Nicaragua y Cuba no serían bienvenidos el próximo mes de junio en la ciudad de Los Ángeles.
En respuesta el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y también el guatemalteco, Alejandro Giammattei, amenazaron con que, de persistir la exclusión, no asistirían tampoco al evento. En el mismo sentido han protestado los gobiernos de Bolivia, Honduras y Argentina.
Como sigan así las cosas la novena Cumbre de las Américas será un tremendo fracaso. Para intentar resolver el entuerto Christopher Dodd, asesor especial de Joe Biden para la celebración del encuentro, iba a visitar ayer Palacio Nacional pero no acudió porque le dio covid, fue por teléfono.
Desde su creación, en 1994, la Cumbre de las Américas ha sufrido episodios marcados por las invitaciones y las desinvitaciones.
Cuando se realizó en Cartagena, Colombia, en 2012, Cuba fue desinvitada con el argumento de que no era un país integrante de la Organización de Estados Americanos. En respaldo al gobierno de la isla Ecuador, Nicaragua y Venezuela optaron por ausentarse.
Algo similar sucedió en 2018, cuando esta cumbre se celebró en Lima, Perú, y le tocó a Venezuela ser el país castigado. Entonces Bolivia y Cuba no asistieron por la exclusión.
La cumbre de 2022 podría ser diferente si Biden reconsidera la decisión que, como anfitrión, tomó equivocadamente. Solo habrá Cumbre de las Américas si la mayoría de los países americanos concurren.
Brasil ya dijo que no iría, México y Guatemala pusieron una condición irreversible que Bolivia, Honduras y Argentina podrían secundar.
Así las cosas, a la Casa Blanca le quedan tres opciones: cancelar la cumbre, que Estados Unidos renuncie a ser anfitrión, o bien, que como hizo Clinton, que no haya cadenero que cierre la puerta de la fiesta.
Biden ganará liderazgo en el continente si relaja los requisitos de entrada, aunque también sumará animadversión entre los sectores más duros del conservadurismo.
Zoom: La decisión no es difícil. Mejor una cumbre que reconcilie que una donde reine el descarte. Lo primero es coincidente con el mensaje de Biden, lo segundo con el de su adversario Donald Trump.
@ricardomraphael