El lunes 9 de septiembre de 2019 fue atacada en su domicilio, con ácido sulfúrico, la saxofonista María Elena Ríos. El 80 por ciento de su piel sufrió lesiones por este acto de violencia.
Las declaraciones de la víctima y las investigaciones de la fiscalía local condujeron a ubicar como responsables a cinco varones, entre ellos el diputado y empresario Juan Vera Carrizal y su hijo Juan Vera Hernández.
Ayer el juez Gabriel Ramírez Montaño sentenció como inocentes a los imputados. Argumentó que la fiscalía no logró demostrar su responsabilidad en el crimen, ya que las pruebas aportadas fueron insuficientes para resolver de otra manera.
Es decir, que fue desechado el testimonio de María Elena Ríos, así como el resto de la evidencia que permitió fijar el motivo del crimen y la oportunidad para realizarlo.
La víctima asegura que detrás de esta liberación hay un pacto político, ya que Vera Carrizal es un hombre muy influyente.
El juez, sin embargo, le echó la culpa de la liberación a la fiscalía que supuestamente enderezó acusaciones insostenibles. No son excluyentes ambos argumentos: la mejor manera de dejar en libertad a un culpable es asegurarse de que el trabajo del Ministerio Público sea una porquería y suele ocurrir con frecuencia que las fiscalías hacen tal cosa cuando reciben instrucciones políticas.
La pregunta central es si el juez tenía facultades para ir más allá de una acusación mal construida. Dado que el caso de María Elena Ríos ha servido como un poderoso reflector para denunciar la violencia de género, el juez debió resolver asumiendo la gravedad que este caso merecía.
No bastaba con decir que la fiscalía no hizo su trabajo, en todo caso debió hacer explícito dónde estuvieron las deficiencias en la investigación, así como las falencias de la carpeta de investigación.
No obstante, tal cual fue anunciada la sentencia hace pensar que el juez Ramírez fue en realidad un engranaje más de la impunidad otorgada a los perpetradores.
Los jueces hablan por sus sentencias, pero estas jamás son neutras. Ayer Ramírez Montaño se encargó de hundir peor la credibilidad de su gremio escondido tras el argumento de que fue la fiscalía oaxaqueña la que hizo mal su trabajo.
Zoom: ¿Será que este juzgador vive en otro planeta y no fue capaz de considerar lo que su sentencia pesa en estos días cuando el sistema judicial está a punto de ser arrasado?