¿Cómo pueden estar todos tan ciegos? El actor protagonista de Beasts Of No Nation va al Parlamento Británico a dar un discurso contra la "heteronormatividad", y varios diarios en Europa hablan de su "ausencia" en las nominaciones. Pero la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Estados Unidos jamás iba a nominar nada ni a nadie de la película Beasts Of No Nation. Los de Netflix se quisieron pasar de rosca y la estrenaron en cines para después cabildearla como candidata. Pero nadie la peló, porque no es tan buena, y al ser estrenada en cines al mismo tiempo que en Netflix, rompió todas las ventanas de exhibición de la industria.
Beasts Of No Nation se estrenó en apenas 31 pantallas y recaudó menos de 100 mil dólares, porque jamás fue hecha para los cines. Es para Netflix y punto. Para Hollywood, además, el streaming es la última ventana de exhibición.
Gritar discriminación también es una estrategia de negocios. Ahora gritan Idris Elba, Spike Lee y la esposa de Will Smith, pero ninguno se merecía media nominación este año.
A la Academia de Hollywood no se le puede acusar de racista. Desde 1939, cuando le dieron a Hattie McDaniel el Óscar a Mejor Actriz de Reparto por su interpretación de Mammy en Lo que el viento se llevó, premiando a una actriz afroamericana en plena segregación, se eliminaron de la lista de racistas. Tampoco es una Academia progresista ni revolucionaria, pero ha tenido grandes momentos en favor de la diversidad y las minorías.
Jaime Fox, Forrest Whitaker, Halle Berry, Denzel Washington, Cuba Gooding Jr., Morgan Freeman, Lupita Nyong'o, Octavia Spencer y Mo'nique, son ejemplo de ello solo en este siglo. Pero ahora algunos exigen "cuotas raciales, de género, creencias y ¡hasta de preferencias sexuales!".
Esta no es una sucursal de Plaza Sésamo y el talento debe ser la norma. Yo creo que Netflix quiere más negocio, más poder y doblegar a la Academia. Quieren ser la única ventana de exhibición; aunque eso, en sí mismo, es lo realmente fascista y peligroso de este asunto.