La capacidad del papa Francisco para entender los símbolos y el estrellato es sorprendente. No fue al Congreso de EU de manera fortuita. Fue al centro legislativo más importante de Occidente en medio de varias crisis. La de los matrimonios entre personas del mismo sexo y la vigencia de la institución matrimonial. La peor crisis migratoria global de nuestros tiempos. Los tambores de guerra que esgrimen de un lado y de otro las religiones y ya no las ideologías. La crisis del medio ambiente ligada a la economía.
Este Papa nos salió un crack de los medios, las imágenes y los símbolos de poder. Un maestro de la comunicación de masas y una superestrella que envidiaría Madonna, opacada frente a la fuerza del Capitán Vaticano (y miren que se quiso hacer presente mandándolo saludar).
Francisco eligió cuatro figuras estadunidenses para su discurso. Dorothy Day para la paz, Thomas Merton para la tolerancia religiosa, Abraham Lincoln para la libertad y Martin Luther King para el sueño americano. Paz, migración, libertad y tolerancia religiosa. Además, tan legítimamente que no habría discusión aunque fuera trampa, cerró su discurso diciendo: "God Bless America", no sin antes especificar que hablaba también de un continente.
Esta semana, después de su apapacho en Nueva York y de quién sabe qué acuerdos entre Obama y Putin, los rusos comenzaron a bombardear al Estado Islámico interviniendo en Siria. No olvidemos que Obama estuvo a punto de hacerlo, pero después de un artículo de Putin en el New York Times "cambió" de opinión. Parece que la chamba era para alguien más.
Pero antes de eso, el Papa estuvo en la ONU. Y ahí dejó asentado, al menos, que antes de la primera bomba la palabra la tiene el espíritu.
Tal vez ahora entendemos más por qué un rabino y un imam hablaron antes que él en el monumento a las Torres Gemelas. Tal vez porque este papa, este Francisco Superstar sí entiende que el medio es el mensaje. Y el mensaje, al final es: la única utilidad de la guerra, es la paz. Ahí ustedes pongan amén si quieren.
