La recuperación en 2022 es una “posibilidad real”, según seis de cada 10 presidentes o directores de las empresas, de acuerdo con Perspectivas de la Alta Dirección en México, de KPMG.
La percepción de la alta dirección, sobre todo tras la cimbrada de la pandemia, nos concierne. Un director general debía gestionar bajo un escenario algo predecible, evaluar cambios en el entorno y crecer. Desde hace 24 meses sus pisos no dejan de moverse. Los que se resistían a la digitalización, la lograron; si creían que la productividad se daba en juntas presenciales, dejaron de hacerlas; si pensaban que sus cadenas de proveeduría eran infalibles, vieron las fallas.
Hoy, los líderes ven oportunidades en lo antes engorroso: modificar la estructura organizacional, incorporar diversas generaciones y maximizar beneficios para el personal. Saben que los cambios seguirán: siete de cada 10 prevén que los productos o servicios que ofrecen cambiarán y ocho de cada 10 que se transformará cómo “ponen dichos bienes a disposición del consumidor”, señala KPMG.
Quienes están al mando de las organizaciones son supervivientes, son líderes resilientes y su optimismo vale ser revisado. El líder resiliente es el que se recupera de la adversidad sin dejar de proyectar el futuro, responde constructivamente a los retos inesperados y es ágil.
El optimismo se nota también en la previsión de las ventas: 82 por ciento considera que venderá más en 2022, tres de cada 10 que alcanzarán ventas de dos dígitos. A tres años, 89 por ciento espera crecer.
Otra señal positiva es el interés por incrementar el gasto en capital, o Capex, “pues la apertura de nuevas tiendas, la inversión en maquinaria u optimizar los canales de distribución son muestra de optimismo”, afirma KPMG.
Pero, al proyectar el futuro, los directivos ven retos. El principal, asegurar la confianza de los inversionistas; el segundo, tener instituciones sólidas y reguladores autónomos; luego garantizar la liquidez y financiamiento de las empresas.
El reto de la inversión será clave. La cifra preliminar de la IED en 2021 es de 31 mil 621 millones de dólares, como en 2016; la inversión pública será de tres por ciento del PIB, y la inversión fija bruta total es menor a la de 2013. Analicemos a fondo esos datos y mejorarlos porque, sin inversión, este recién adquirido optimismo de la alta dirección en México podrá nublarse.
@vivircomoreina