En México hay 14 millones de jóvenes fuera del trabajo digno o desconectados de la educación; jóvenes entre 15 y 29 años que, si tienen ingresos, alcanzan para una canasta básica al mes, que muchos no van a regresar a la escuela, otros tantos con alguna discapacidad, y más sin acceso a servicios de salud.
Ellos representan la mitad de los jóvenes en el país y son definitorios para el futuro. Por eso se han convertido en foco para Nacional Monte de Piedad y Fundación Coppel, que en una coinversión de 45 millones de pesos y en alianza con 31 organizaciones, buscarán que 12 mil de estos jóvenes en 19 estados tengan un empleo digno y permanencia en éste, vía el desarrollo de competencias.
¿Qué es un empleo digno? “Un trabajo decente sintetiza las aspiraciones que pueden tener las personas durante su vida laboral”, me dijo Alejandra Angarita, subdirectora de Trabajo Digno e Inclusión Financiera de Nacional Monte de Piedad. “Si preguntas a un joven: ¿qué es un trabajo digno para ti?, responde: uno que me permita seguir estudiando, generar ingresos para mi familia, construir mi propia familia y que me dé tiempo para descansar, disfrutar y explorar otras aristas de mi vida”.
En la definición se incluye también lo que plantea la Organización Internacional del Trabajo: que genere un ingreso justo (al menos dos canastas básicas al mes), que mejore las perspectivas de desarrollo personal e integración social, con seguridad en el trabajo y protección social.
¿Es solo cuestión de empleo? No. Un joven de 20 años en Yucatán no tiene el mismo contexto que una mexicana de 16 años en Nuevo León, así, los entornos y las desigualdades de esta población vulnerable hacen la tarea exhaustiva, pues debe ser local, crear un vínculo y personal.
“El corazón, lo que genera los cambios y que estos permanezcan, es el acompañamiento socioemocional, porque los jóvenes vienen con una desesperanza transmitida de generación en generación”, me dijo Alejandra.
¿Cómo lograrlo? La estrategia es detallada, pero saben que necesitan aliados. “Si trabajamos solos logramos objetivos mucho más chicos”, me dijo Vanessa Caldera, gerente de Desarrollo Sostenible de Fundación Coppel.
Las 31 organizaciones permiten lo local y personal, pero “la problemática es gigantesca y queremos medir, dar resultados e inspirar a más a sumarse, porque aquí no hay competencia, todos sumamos”. La escala y el largo plazo serán críticos para lograr el objetivo de Fundación Coppel y Nacional Monte de Piedad.
Si queremos un México próspero y con desarrollo, es indiscutible que los jóvenes necesitan un futuro justo y con bienestar. Esta es una propuesta para lograrlo, habrá más y todas son bienvenidas, lo que debe unificarse es lo que Vanessa me dijo en una frase: “El origen no tiene que marcar el destino de las personas”.
@vivircomoreina