Cuando la inflación llega al nivel más alto en dos décadas, cuando más de la mitad de los mexicanos tiene un ligero o severo sobreendeudamiento y cuando la palabra crisis o recesión regresa a las conversaciones, la pregunta que más resuena es: ¿cómo manejar las finanzas en tiempos difíciles?
La reflexión la tenemos tantos que fue el tema central de un panel en Visionarios 2022, evento del Museo Interactivo de Economía (Mide), que invitó a tres expertos en economía y finanzas para, desde diversos puntos de vista, responder al cuestionamiento.
La primera lección es que para manejar el dinero hay que entender cómo tomamos decisiones financieras, y me encantó lo que dijo Ana Laura Martínez, profesora investigadora del Centro de Investigaciones y Docencia Económica (CIDE), consultora de BeWay y quien estudia la economía del comportamiento: cuando tomamos decisiones relacionadas con el dinero “somos más como Homero Simpson que como Sheldon Cooper”.
Homero reacciona de forma automática, toma decisiones veloces, de forma intuitiva y desde lo emocional. Sheldon Cooper, personaje en la serie The Big Bang Theory, está obsesionado con la lógica racional y tomar decisiones es un proceso complejo de análisis que implica tiempo para deliberar.
Ninguna forma está mal, pues “lo emocional lubrica lo racional”, dijo Luis Gonzali, vicepresidente y codirector de inversiones en Franklin Templeton México. Solo asumamos que cuando hablamos de dinero, no abordamos un tema racional de sumas y restas, sino uno también repleto de emociones.
Vivir las finanzas de forma consciente, dijo Ana Laura, es necesario para ir más allá de esta reflexión: “Es difícil planear cuando se tienen ingresos variables”. Sí, pero, lo que dificulta planear el gasto no es la variabilidad del ingreso, sino la confusión que causa la incertidumbre de cuánto llega cuándo.
Necesitamos herramientas y la más importante es el presupuesto, dijo Norman Wolf del Valle, profesor de la UNAM y creador de varios cursos de finanzas y contaduría en Coursera. Si queremos cuidar el patrimonio y bienestar, además de llevar una contabilidad detallada de los gastos que refleje un consumo responsable, Norman invita a pensar en otras cuatro avenidas: el ahorro con objetivos claros, el retiro como un futuro que solo depende de nosotros, el conocimiento del sistema financiero y sus indicadores y la inversión que permite que el dinero crezca.
No hay una receta secreta infalible para todos más que esto: asumir que las finanzas personales son parte de nuestro día a día, que somos seres humanos racionales y emocionales (incluso al sumar monedas y billetes) y que sin herramientas como el presupuesto y hábitos como el de ahorro, previsión e inversión, manejar las finanzas en tiempos difíciles no será nada fácil.
Regina Reyes-Heroles C.
@vivircomoreina