El pasado 1 de mayo fueron asesinadas 112 personas en México, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Solo el fin de semana del viernes 29 de abril al domingo 1 de mayo, se registraron 230 muertes violentas. Los estados más afectados fueron Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Estado de México, Sonora y Oaxaca.
Ni las autoridades federales, ni las estatales y menos las municipales han logrado pacificar el país como se ofreció. Los grupos criminales se mueven a sus anchas y controlan territorios completos. Los homicidios en este sexenio superaran por mucho los 123 mil ocurridos en la administración de Peña Nieto.
Ha transcurrido casi dos terceras partes del sexenio y las agendas pendientes son las mismas del inicio de la administración de diciembre del 2018: no se ha logrado pacificar al país ni con los 113 mil miembros de la Guardia Nacional; padecemos un grave rezago educativo de tres años y una importante deserción de estudiantes que dejaron la escuela para trabajar, o porque no tenían las herramientas necesarias para continuar sus estudios a distancia; y seguimos dando bandazos con un deplorable sistema de salud, que se agudizó con la desaparición del Seguro Popular, la improvisación de un Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que fracasó y ahora lo intentarán con el IMSS Bienestar, muy lejos de un sistema de salud como los nórdicos, que fue lo que se ofreció.
Y en la lucha contra la corrupción sin avances, ni contra los del pasado y ni con los corruptos de hoy.
Ahora hay que agregarle a este escenario complicado, el crecimiento de los precios que ha provocado una inflación que no teníamos en 20 años, generada por los problemas globales, la guerra provocada por la invasión de Rusia a Ucrania, más la falta de inversión por desconfianza.
Pero todo se vuelve más complicado por una visión dogmática de un solo hombre, donde disentir te convierte en un traidor a la Patria. ¿No sería mejor enfrentar los retos y nuevos problemas unidos y trabajando?
Raúl Frías Lucio