Política

Vida y obra

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Ralph Waldo Emerson dijo que “todo libro que ha sido echado a la hoguera ilumina el mundo”. El escándalo cultural de la temporada: la biografía de Philip Roth ha sido retirada del mercado después de que su autor, el biógrafo elegido por el mismo Roth, Blake Bailey, fuera acusado de violación y abuso sexual. En un doble salto mortal y moral, estas serias acusaciones sobre Bailey se le han cargado a la obra de Roth. La censura lo ha perseguido desde la publicación de El lamento de Portnoy en 1969.

Uno de los temas centrales en la obra de Roth es la sexualidad, pero no tendría por qué cargar con las ominosas acusaciones que señalan a Bailey, su biógrafo, de crímenes muy serios, pero la censura conoce atajos. Se llama cultura de la cancelación y los vigilantes de lo políticamente correcto han vuelto a poner los ojos en la obra de Roth.

Muchos años después de la aparición de El lamento de Portnoy, en 2014, Roth dijo lo siguiente sobre ese libro: “mientras trabajaba no era consciente de que, a partir de ese momento, nunca me iba a librar de este paciente psicoanalítico al que llamaba Alexander Portnoy; de que, de hecho, estaba a punto de intercambiar mi identidad por la suya (…) Retraté a un hombre habitado por toda clase de pensamientos inaceptables, a un hombre de 33 años poseído por sensaciones peligrosas, opiniones desagradables, quejas despiadadas, sentimientos siniestros y, cómo no, acosado por la implacable presencia de la lujuria”.

Son cosas distintas, aunque a veces se rocen y revelen oscuridades

Empecé a leer a Philip Roth hace muchos libros y años y nunca más pude abandonarlo. Mi primera incursión en ese mundo fue precisamente El lamento de Portnoy en 1978. Ese novelista que nació en Nueva Jersey en 1933 y que hizo de Newark y su familia judía un universo literario ha sido para mí uno de los narradores más poderosos de nuestro tiempo. El reconocimiento le trajo premio tras premio, salvo el Nobel, sin que su fuerza narrativa menguara; sus libros, uno tras otro, enquistaron en el gusto del público y el aprecio de la crítica.

Y de su vasta obra novelística me imantó siempre en especial la saga de una de sus creaciones mayores: Nathan Zuckerman. Los lectores suelen pensar que la voz de los personajes se desprende directamente del autor de la historia. Tienen y no tienen razón. Vida y obra son cosas distintas, aunque a veces se rocen y revelen oscuridades. _

Rafael Pérez Gay

[email protected]

@RPerezGay



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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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