Una vez que entró en vigencia la serie de reformas a diversas leyes secundarias se alistan las batallas jurídicas que se llevan principalmente en la Suprema corte de Justicia para que ésta revise la constitucionalidad de dichas reformas, son precisamente los dos reductos institucionales donde aún queda oposición abiertamente representada, en el INE y en el pleno de la Corte que por supuesto en esta última como un poder independiente acorde a la estructura republicana de división de poderes, puede incidir en asuntos relevantes del país, como emitir sentencias para absolver a quienes han estado siendo enjuiciados corrupción, enriquecimiento ilícito, asociación delictuosa, narcotráfico, y todo lo que tenga que ver con funcionarios o representantes populares del viejo régimen que actuaron como delincuentes.
En la Suprema Corte se han destapado abiertamente para fijar postura política como es el caso del ministro José Ramón Cosío que participa en la manifestación pública en el zócalo capitalino en una supuesta defensa por la democracia y del INE cuando dicha protesta es convocada por dirigentes partidistas y actores políticos que han sido parte de ese modelo que perpetró durante décadas fraudes electorales, por mucho que quieran camuflajear de ciudadana una marcha realmente de partidos opositores, que es válido y natural en la confrontación política, lo destacable finalmente es de esos que deben de guardar imparcialidad como los ministros de la Corte, son realmente activistas políticos.
De ese mismo corte están algunos consejeros del INE empezando por su presidente del consejo general, con una intensa campaña política despojándose de toda imparcialidad con la que debe de conducirse por ser árbitro electoral, con la salvedad de que en este mes de marzo de 2023 concluye su periodo tendrán que salir y serán sustituidos por nuevos consejeros que en teoría serán imparciales, de esta forma la oposición incrustada en instituciones tan fundamentales como el INE se irá gradualmente debilitando por irse cribando conforme concluyen los periodos de sus integrantes, y así, acorde a las mayorías legislativas por método de asignación se irán recomponiendo hasta erradicar esos reductos opositores con los que merman la instauración y consolidación de la transformación.
Independientemente que las reformas puedan ser invalidadas por el pleno de la Suprema Corte, que realmente es difícil porque requieren por lo menos ocho de los once ministros para declarar la inconstitucionalidad y con ello la invalidez de las reformas, pero si así fuera el caso, la inminente renovación de una porción del consejo general del INE ayuda en mucho para asegurar un árbitro imparcial que organice las elecciones del 2024 y las subsecuentes, finalmente es inevitable que se siga consolidando el régimen democrático del país, que se erradique esa cultura de la manipulación para que se llegue a elecciones libres, con una ciudadanía a plenitud de conciencia que elija a sus gobernantes, que los evalúe y que tenga herramientas de consulta para que eventualmente los revoque de su cargo.
Mientras tanto la oposición sigue con sus discursos de la catástrofe y la apocalipsis en todos los rubros, refieren que hay una dictadura y que México se convertirá en Venezuela o en Cuba, siguen en su posición de insultar y calumniar, de promover odio; por eso se están reduciendo política y electoralmente, no se diga en lo moral, en el aspecto ético para hacer política, en ese aspecto están prácticamente exterminados, carentes de liderazgos que atraigan e hilvanen a la oposición en sí, ya les es casi imposible que convenzan y organicen a las grandes masas.