En la agenda nacional se ha incorporado el tema de señalamientos a diversos personajes por gastos, viajes, ropa, restaurantes de la clase política en México pero en particular de asociados a la clase gobernante, en donde va desde una serie de expresiones espontaneas hasta toda una campaña bien orquestada de medios de comunicación que pertenecen aun al viejo régimen, el tema aquí es que más allá que sea uno de los reclamos del ciudadano que históricamente se le ha hecho a la clase política, fue una oferta de campaña que se ofreció de las cosas que tendrían que cambiar en la vida pública, con aquella frase de que ya no debe de haber un gobierno rico con un pueblo pobre.
La historia de por lo menos las últimas cuatro décadas en México se marcó por los grandes saqueos y la corrupción de su clase gobernante, fueron burdamente excéntricos con el dinero robado y las grandes fortunas que se hicieron al amparo del poder, con el contraste de la pobreza y desigualdad en la que vivían la mayoría de la población frente a un número muy reducido de privilegiados beneficiados del sistema; por lo que para adentrarse al debate en este tópico es importante hacerlo en este contexto porque la ciudadanía exige congruencia y cumplimiento a lo ofrecido en campaña.
Sería un grave error aceptar el falso debate de quienes han incurrido en faltas graves de un bando político u otro, la derecha más allá de sus propuestas e ideas de gobernanza, fueron los que protagonizaron los grandes saqueos al país y sobran ejemplos de casos grotescos que fueron referencias a nivel internacional de lo que en México sucedía con aquel régimen del PRI y PAN, el asunto de fondo es cuando se incurre por parte de personajes de la izquierda gobernante en lo que se comprometió a erradicar, hablando de adoptar la austeridad republicana etiquetándola desde el discurso del insurgente José María Morelos en su texto de sentimientos de la nación.
Por eso se aprecia en la incongruencia la esmerada explicación de quienes tienen que aportar la excusa de que son merecedores del lujo pagado con el dinero del salario devengado desde un cargo público, que ante la lógica de un servidor público se puede justificar pero no corresponde realmente al discurso de la izquierda que quien ejerce una responsabilidad desde ese espectro ideológico en cargo partidista, de gobierno o legislativo andar con esa imagen de excentricidad en cualquier modalidad que esta se manifieste, y no es que no sea la persona merecedora de ese disfrute, sino que frente a la desigualdad social y pobreza que persisten, debe haber esa mesura y congruencia.
Es una realidad de que hay una cultura política y social en la que se conceptualiza por muchos que el cargo público es un privilegio y muchos presumen superioridad, cuando la esencia de la responsabilidad del servicio público es llevar a cabo una encomienda ciudadana de cumplir con tareas públicas para la comunidad y con ello recibir una justa remuneración sin excesos ni económicos ni de poder, por eso hay que exhibir a quienes sean incongruentes y más aun, a quienes mientan y caigan en el mismo error de robar y engañar sea quien sea, mas si son de la corriente gobernante aun y cuando se trate de personajes que son supuestamente de izquierda.