Hay una coincidencia generalizada sobre el deficiente formato del primer debate presidencial situación imputable al INE, en cuanto a la sustancia se empezaría por afirmar que el candidato de MC con el hecho de estar ahí siendo desconocido y con reducida carrera política se catapulte a quedar en la historia como un candidato presidencial que será electoralmente un espectador más sin posibilidad de ganar la contienda.
Por el lado de la candidata del PRIAN en cuanto a sus formas de expresarse dejó ilustrada sus inseguridades, su falta de lenguaje, sus carencias de habilidades y destrezas para improvisar un discurso de forma espontánea, tuvo que leer para posicionarse al final en un supuesto mensaje que se suponía era matizado con sensacionalismo que se apreció falso, el mensaje de cierre lo redactó pero no lo leyó bien, no lo sintió y menos transmitió lo que pretendía transmitir.
En lo que respecta a la sustancia y contenido de sus intervenciones siguió con la misma línea discursiva de su campaña, ataque permanente a base de calumnias a la candidata oficial, su elemento que acredita su dicho es su propio dicho y sus publicaciones en redes sociales, atacando a los hijos del presidente de una supuesta corrupción que da por hecho en su discurso pero que no ha habido un solo medio de prueba que acredite sus afirmaciones por lo que todo queda en calumnias como muchas más que a lo largo del sexenio se lanzaron y se fueron cayendo una a una.
La candidata del PRIAN cayó en el error de insultar y adjetivar en peyorativo y tono agresivo a su contrincante mujer, en expresiones de provocación que no fueron atendidas, con la clara y perversa intención de generar frases que se incorporen a su campaña de lodazal que traen desde inicio del sexenio.
Por el lado de la candidata de Morena y aliados se notó el lenguaje con un amplio léxico desarrollado por la academia, por el historial de lucha y por la experiencia política y de gobierno, un aplomo mayúsculo que le permitió la expresión de ideas claras en cada uno de los planteamientos de la temática que arrojó el deficiente formato de debate, era muy importante el enfrentamiento de las candidatas para que la ciudadanía que aun no se define apreciara bien las aptitudes y capacidades personales de cada una, así como sus limitaciones, quien de ellas está realmente preparada para dirigir los destinos de la nación.
Evidentemente falta explayarse en la confrontación de ideas, el debate que sea realmente debate y que permita réplicas y contrarréplicas sobre temas concretos, para que siga aflorando la personalidad de cada una, para que se siga poniendo con toda nitidez lo que traen y representan cada una de ellas, nos solo en cuanto a sus capacidades personales, políticas y de liderazgo, sino al proyecto político que encabeza cada una, que son dos visiones de país totalmente diferentes y enconadas, eso es lo que verdaderamente debe ponerse al escrutinio del ciudadano mediante estos ejercicios organizados desde la autoridad electoral,
Los programas post debate de analistas políticos que se instalaron posterior al evento, los propios retractores del presidente coincidieron en que quien se había lucido mejor fue Claudia Sheinbaum, la califican como ganadora del debate si así se le quiere calificar, que realmente fue quien aprovechó mejor para exhibir y constatar lo que trae de credenciales para gobernar al país.