En la política como en la vida hay que actuar con responsabilidad, se deben de asumir las consecuencias de actos, omisiones y dichos; por eso desde la elección de 2018 y durante los cinco años de gobierno se ha mantenido una inercia mediática y electoral, la constante es la agresión e insulto, la calumnia al presidente, esa fue la determinación política de la oposición como estrategia en la confrontación permanente, lo cual la ha sumido en el desprecio electoral de la ciudadanía, siguen sin argumento político, sin propuestas de alternativas para solucionar los grandes problemas del país, se reducen a una permanente campaña de odio que no entienden aun que no se obtiene con ello ninguna utilidad electoral.
Así arranca el 2024, el escenario y la proyección política electoral realmente no varía, al cierre de año se inauguraron obras trascendentes como el Tren Maya y el Tren Transístmico, se echó andar la aerolínea del Estado y se abrió la mega farmacia que abastecerá todo el sector público de medicamentos gratuitos en todo el territorio nacional, cada una de estas acciones trae consigo un gran impacto social y económico principalmente para los sectores más desprotegidos, los que están convencidos que un buen actuar del gobierno, a quienes es imposible que una campaña calumniosa y de odio los haga cambiar de opinión, es más, les irrita que ofendan al presidente que es quien por primera vez los volteo a ver y los tomó en cuenta.
A cada una de las obras inauguradas se le orquestó desde la oposición una campaña agresiva de descalificaciones, en redes y medios de comunicación, pero imposible de revertir el buen concepto que hay a ras de suelo, en la realidad no en lo virtual, ahí donde la gente vive, razona, donde la oposición no conoce el contacto físico porque siempre ha estado haciendo política desde su burbuja alejados de las personas y sus realidades.
No se olvida que aun no tomaba protesta Andrés Manuel y la naciente oposición orquestaba su catálogo de injurias que tuvieron un efecto contraproducente porque quedaron precisamente como farsantes, deshonestos, lo que la gente ya no quiere en los políticos; afirmaron que iba haber devaluaciones y con ello crisis económica, que el dólar llegaría hasta los 35 pesos, que el presidente se iba a reelegir, que iba a llevar a cabo expropiaciones y a ricos y clase media se les despojaría su patrimonio, que llegaría el comunismo y muchas catástrofes, nada de eso ocurrió, quedaron como falseadores, renunciaron a ser oposición seria y eso lo han pagado caro en las urnas durante cinco años y no se ve que vaya a cambiar en este 2024.
No es fortuito cómo ha cambiado el mapa político en tan poco tiempo, lo cierto es que se volvieron a equivocar en su estrategia política rumbo a la elección presidencial, en su imaginario establecen que puede haber aun manipulación generalizada a todo un pueblo que ya está informado y con plena conciencia, difícilmente se podrá engañar o confundir con figuras infladas con mercadotecnia electoral que su propio historial hace imposible desvincular a la demagogia y a la mentira, la gente los asimila con la corrupción y la farsa, tienen semanas implorando que las encuestas se acerquen y la ilusión de que por arte de magia se irrumpa la inercia y revierta la tendencia, lo que por más elemental lógica es imposible.
Aunado a lo anterior, orgánicamente la oposición día a día se desmantela, traen una crisis que aun no termina en la selección de candidaturas lo cual le han provocado desprendimientos significativos, que de por sí ya esta demasiada mermada su estructura territorial que era toda una maquinaria y hoy es en muchos lugares inexistente.
Este columnista les agradece su lectura y les desea un feliz y próspero año 2024.
