No sé cómo le vaya a ir al Cruz Azul en su visita hoy en la noche al Querétaro, en el cierre de la jornada 15. Es verdad que el nivel competitivo de este plantel ha venido a menos, sacudido además por una eliminación tan dolorosas como la que sufrió apenas hace unos días por los Pumas en una de las semifinales de la Concahampions.
Los cementeros tendrían que ganar hoy y entonces sumar 24 puntos, si quieren afianzarse en la zona de repechaje, de un torneo cuya fase regular está a punto de terminar.
No hay manera de garantizar esto. Pero de esta realidad incómoda a los deseos de algunos, las especulaciones de muchos otros más, acerca de que al entrenador Juan Reynoso se le busca ya un reemplazo, me parece que nada tiene que ver.
Primero, no es le momento de abordar un tema así.
“Si Juan Reynoso no sale campeón este torneo… tiene sus días contados al frente del Cruz Azul”, se le atribuye esta sentencia a la directiva.
Si esto es así, cosa que dudo, se le estaría pidiendo ser campeón a un entrenador que tuvo que reinventar a su equipo apenas hace tres meses. Esto es inaudito.
Además se le estaría metiendo esta presión al único director técnico que ha sido capaz de llevar al título de Liga a este equipo en más de 20 años.
No digo que Reynoso deba ser el entrenador eterno del Cruz Azul, pero estas versiones que hablan de que se tiene ya a su sustituto suenan sumamente interesadas.
La realidad es que la directiva de este equipo no dispone de grandes presupuestos ya. No tienen recursos para contratar a un entrenador cotizado. No lo tuvieron cuando tuvieron que ir por el propio Reynoso, tras quedar lejos de convencer económicamente a hombres como Antonio Mohamed y Matías Almeyda.
¿Por qué ahora sí tendrían dinero para ir por este tipo de entrenadores?
No nos traguemos, nadie, este tipo de cuentos.
Rafael Ocampo
