El propuesto regreso a clases presenciales para el 30 de agosto seguirá dando de qué hablar, dadas las dos visiones, al menos oficiales, que se tienen sobre que los estudiantes vuelvan físicamente a las aulas.
Dos visiones. Una, la del gobierno federal que considera a la educación como una actividad esencial y, por ello, su reactivación se debe dar aún en semáforo color rojo.
La otra, la del gobierno estatal, distinta a la de su par federal, y ahí pateando el bote, como se dice en el barrio, lleva la decisión hasta el límite del tiempo.
En Tamaulipas, el regreso a clases presenciales será solo en ciudades que estén en semáforos verde y amarillo pero, ante todo, la decisión de mandar a los hijos a la escuela el 30 de agosto será de los padres de familia, o sea, no una obligación.
Apenas un tercio de ciudades cumple con estar en colores del indicador epidemiológico estatal para clases presenciales aunque, como lo dijeron las autoridades, la decisión se tomará días antes de la fecha estipulada por el calendario.
Hoy el sur de la entidad está pintada de rojo, pero aún quedan días que se convertirán en semanas para que se tome la decisión definitiva.
Uno de los protagonistas son los maestros y empleados del sector educativo de quienes, mediante su representación sindical, se sabe que no están nada convencidos de volver.
Del otro lado están los padres de familia, de quienes se conoce que tampoco quieren mandar a sus hijos a la escuela, aunque es mediante opiniones de asociaciones, pero según el sentir se está recogiendo mediante encuestas por WhatsApp.
La otra cara de la moneda es el sector que ofrece productos y servicios para todo lo relacionado a la educación, claman por una reactivación que no se ha conseguido, al menos con ellos. Empleos directos e indirectos se han perdido.
El reto principal de la educación a distancia es el acceso a la tecnología y, tras de ello, un aprendizaje que no ha sido el mejor tras estos 16 meses. Además la salud emocional de menores y jóvenes ha padecido efectos negativos durante todo ese tiempo. Suponer que las cosas volverán a ser como antes de marzo de 2021 no va a ocurrir. _
