México está viviendo la peor crisis hídrica en su historia. Iniciamos el año con el 76% del país en sequía y extrema sequía en casi el 30% del territorio nacional, principalmente norte y centro y con ello la producción alimentaria en riesgo, como en el bajío y los altos de Jalisco, región que aporta casi 30 por ciento de la producción agrícola y cerca de 40 por ciento de la producción ganadera de todo el país.
22 millones de personas en el Valle de México sufriremos grave escasez en abril; Sonora y Nuevo León también en crisis por abasto de agua.
Sequía, sí, por falta de lluvias y calores inusuales, pero también generada por la indiferencia y la falta de: presupuesto, estrategias y políticas del gobierno federal, sin dar mantenimiento, ni cuidar nuestros pozos, y no de hoy sino de muchos años atrás.
Pero eso sí, le dan rienda suelta a la palabra y creen que con ocurrencias se soluciona el problema. ¿Se imaginan ustedes hoy llevar agua al norte o al centro del país en acueductos con agua del Grijalva, del Usumacinta, del Coatzacoalcos, del Papaloapan, de todos los ríos de Veracruz hacia la CDMX o hacia el norte a Nuevo León y otros estados?
“Es bueno el proyecto” dice, pero, casual muchos de esos ríos están hoy en riesgo de quedarse sin agua y además, la urgencia es ya y para la construcción de acueductos, se requiere tiempo e inversión…
¿Será momento de declarar una emergencia?
¿De poner manos a la obra? ¿Y dejarnos ya de promesas y sueños guajiros?