Política

Un señor feudal, en el siglo XXI

En alguna ocasión me recomendaron leer el libro La Catedral del Mar, del escritor Ildefonso Falcones; lo que leí en las primeras páginas de lo ocurrido en la Barcelona del siglo XIV me impresionó, respecto a los abusos del señor feudal.

La espléndida novela sobre la época medieval y las barbaridades por los abusos cometidos contra las mujeres me hizo pensar en las atrocidades cometidas por los hombres sobre las mujeres, en pleno siglo XXI: violentarlas en todos los sentidos.

Lo ocurrido al personaje en la novela de Ildefonso Falcones me remitió inevitablemente al comportamiento del político guerrerense Félix Salgado Macedonio, acusado de cometer abusos sexuales a mujeres, el amparo del poder político.

También fue inevitable comparar con horror la protección patriarcal desde el poder político en México, como parte de un sistema respecto a los actos de depredación sexual, propio del feudalismo en el medievo, cuando tenían a hombres y mujeres en sus tierras como su propiedad.

La escena de la primera parte de la novela de La Catedral del Mar no tiene desperdicio porque ilustra esas conductas de los señores feudales:

“De regreso al castillo después de haber cazado, junto con sus hombres, Llorenc de Bellera, señor de Navarcles, se encontró con una reunión social de campesinos (payeses) por la boda de Bernat Estanyol con Francesca; el señor feudal se entrometió e hizo le acercaran vino y comida preparada para la fiesta.

“El señor feudal pidió que fuera la novia quien le sirviera el vino, a lo que acudieron sumisos el propio novio Bernat y los padres de Francesca.

"-Estaynol -gritó Llorente de Bellera poniéndose en pie con Francesca agarrada de la muñeca-. En uso del derecho que como señor me corresponde, he decidido yaceré con tu mujer en su primera noche".

Describe así el novelista español el acto de abuso de la novia en el día de su boda (entre hacendados porfiristas se conoció en México el acto de abuso como derecho de pernada).

Después de un rato, Llorenc de Bellera apareció sudoroso en la escalera, atándose la cota de caza, y al pasar junto a Bernat, le gritó: “-Estanyol, ahora te toca a ti (...) ¡Cumple como un buen esposo cristiano!"

Un símil con el comportamiento del señor Félix Salgado Macedonio, ve a las mujeres guerrerenses como su propiedad para yacer en ellas, "en el uso de su derecho", con el beneplácito patriarcal del señor del castillo, del Palacio feudal.

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Pablo Ruiz Meza
  • Pablo Ruiz Meza
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