Cuando se agrava el clima de violencia y empiezan a ocurrir crímenes de representantes populares, lo menos que genera es sospecha y mucho escepticismo.
No es una casualidad que justo en coyunturas con el año político por las campañas electorales para renovar la gubernatura, 217 ayuntamientos y 26 diputaciones locales, ocurran asesinatos de presidentes municipales.
La inseguridad pública se ha convertido en una mercancía publicitaria solo para medrar en las campañas electorales, lo que resulta más que reprobable al utilizar la desgracia como motín político.
Peor todavía, manipular las cifras de los índices delictivos solo para señalar responsabilidades, sin proponer ningún plan de solución a la grave situación de la violencia que escala de manera alarmante en todos los estados del país.
Politizar y utilizar la inseguridad pública en campañas electorales, además de perverso, es criminal, porque no tienen escrúpulos.
Priistas como Nancy de la Sierra, candidata al Senado de la República por Morena, asegura que en el gobierno de Mario Marín Torres no había huachicoleros, ni feminicidios.
A la candidata de Morena se le olvida que su padrino fue señalado por la violencia de género ejercido contra la periodista Lydia Cacho, durante su aprehensión y cautiverio.
Se le olvida a la ahijada de Mario Marín que ese sexenio quedó manchado por el encubrimiento de actos de pederastia y pedofilia, y solo por el hecho de no considerarse los audios “ilegales” como prueba, no enjuiciaron a su padrino por tales actos.
Utilizan el caso de los huachicoleros cuando saben se trata de un delito federal y los códigos de los estados limitan la acción de la justicia local, con el agravante de la participación de empleados de Pemex y la participación del crimen organizado en estados, lo mismo gobernados por PRI, PAN o PRD.
Alejandro Armenta sabe muy bien cómo funciona la red de complicidades con huachicoleros, porque en Acatzingo alentaba el rechazo a la presencia de la Policía Estatal.
Más allá de manipular y utilizar los datos de la incidencia delictiva, los candidatos deben aportar soluciones, porque la delincuencia no distingue militancias, ni ideologías.