Los cambios de mandos policiacos, tanto del estado en la SSP como en los municipios metropolitanos incluida Puebla capital, ordenados por el gobernador Miguel Barbosa Huerta, por lo menos merecen el beneficio de la duda.
En el marco estrictamente constitucional, la Policía Estatal para la prevención de los delitos depende directamente del titular del Ejecutivo estatal, pero no así las policías municipales que de acuerdo con el 115 constitucional, son facultad autónoma de los presidentes municipales.
Pero cuando se trata de emergencias como la actual, al estar desbordada la inseguridad pública y la creciente delincuencia, por lo menos debería existir una estrecha coordinación de los tres niveles de gobierno, pero nada he escuchado de las reuniones mañaneras de la Mesa de Seguridad Pública.
Como jefe político en el estado, nos guste o no, ante la crisis por la inseguridad pública que motivó a más de 150 mil estudiantes a salir a las calles para repudiar la violencia y exigir justicia, era necesario que el gobernador diera el manotazo en el escritorio.
Es inaudito que los presidentes municipales de la ciudad de Puebla y de los conurbados muestren tal indolencia ante la inseguridad pública y les dieran tantas ventajas a los delincuentes, por carecer los gobiernos de un plan estratégico.
Es en este contexto que el gobernador ordenó a relevar a los respectivos mandos policiacos a los presidentes municipales de Puebla, Amozoc, Juan C. Bonilla, Coronango y Huejotzingo, y dar el aval a los jefes policiacos de San Pedro Cholula, y San Andrés Cholula, pero analiza la permanencia del encargado en Cuautlancingo.
El gobernador tuvo que tomar decisiones, muy a pesar de los alcaldes, y del propio presidente, porque pese a ordenar una limpia de ex funcionarios policiales ligados a Genaro García Luna, en Puebla el gobierno se hizo de los servicios de Ardelio Vargas Fosado.
El asesor en materia de seguridad del mandatario estatal, Ardelio Vargas, dependió directamente del ex secretario de Seguridad Pública federal entre 2007 y 2008, Genaro García Luna, pero junto con él han llegado más a Casa Aguayo ligados al ex funcionario procesado en Estados Unidos.
