La ciencia ficción está lejos de ser mi género literario favorito, sin embargo, la manera profunda e inteligente con la que Kazuo Ishiguro cuenta la relación entre una robot cuidadora y una adolescente enferma, me hizo dejar de lado mis prejuicios y amar esta historia que los críticos literarios aún no terminan de decidir si es ficción distópica, especulativa o metafísica. Más allá de las etiquetas posibles, Klara y el Sol es un libro que usted no debe dejar de leer. Me explico.
El temor de que algún día la inteligencia artificial se imponga y gobierne sobre los humanos no es algo nuevo –quizá por ello este tipo de ficción me parece aburrido–. Isaac Asimov, Karel Kapek y Arthur C. Clarke, a través de miles de páginas han recreado escenarios distópicos donde la humanidad enfrenta el riesgo y consecuencias de verse arrodillada ante la vivacidad androide.
Sacudiéndose los clichés de encima, haciendo gala del oficio y sin recurrir al recurso facilón del espanto, Ishiguro teje una trama donde desvela la manera en que la inteligencia artificial puede mutar en humana. A través de los ojos y voz de Klara –la robot que cuida de Josie, una jovencita adinerada que sufre una afección degenerativa– narra la capacidad de los androides para chismorrear, sentir celos, rivalizar, manipular situaciones, fingir, desear, priorizar, decidir, hacer juicios de valor a partir de la lectura de las emociones humanas, e incluso, de las expresadas por otros androides.
Y, justamente, esta última capacidad es la que permite a Klara sentir empatía y compasión, porque procesa y siente las mismas emociones que brotan de lo más profundo del corazón humano: bondad, esperanza y fe.
Por razones obvias no contaré el final de la historia, pero no quisiera cerrar sin antes dejarle un par de preguntas que le permitan seguir pensando el asunto: si en el futuro próximo, los robots cuidadores actuarán de una manera parecida a la que describe Ishiguro.
¿Cómo lograremos distinguir los sentimientos morales humanos de los sentimientos artificiales?
¿Estamos ante el ocaso de la moral humana tal como hoy la conocemos, o frente a la emergencia de la moral androide?
Si usted conoce ambas respuestas, por favor, cuéntemelas.
Pablo Ayala