Hace un titipuchal de años, tal vez fue en el 87, mientras escuchaba la radio antes de dormir, el locutor en turno presentó una nueva canción, se trataba del tema “buenas noches Beirut” de la banda argentina G.I.T. Lo anterior me ocasionó una grata sorpresa, pues para esos entonces lo único que se escuchaba a través de en las sintonías radiofónicas eran los artistas plásticos y redituables.
Claro a excepción de dos o tres estaciones juveniles que programaban algo de música moderna en inglés y a veces, algo del rock en español que apenas arribaba a tierras mexicas. La letra de “buenas noches Beirut” abordaba el tema de la guerra civil qué en aquellos momentos se escenificaba en Líbano, y muy alejado de las vánales canciones que llenaban los espectros radiofónicos, la rola daba cuenta y protestaba por las terribles masacres que se sucedían en aquel conflicto.
Fue a partir de ese momento, al dejar la niñez y comenzar a abordar mi adolescencia, que me di cuenta que la radio podría dar más cosas que las canciones de Yuri o de José José, y me dediqué en mis tiempos libres a escudriñar el cuadrante. Encontré entonces dignísimos divulgadores de la cultura escondidos en las sintonías del gobierno del estado, y a valientes locutores que en aciagas horas nocturnas se atrevían a programar propuestas poco comunes o hasta un poco del satánico heavy metal.
En los siguientes años surgieron otras estaciones (no muchas) las cuales se sumaron a las frecuencias juveniles o culturales que ya existentes, y para finales de los años 80s en Guadalajara contábamos con un pequeño pero decente abanico de posibilidades radiofónicas para los que buscábamos algo más que los contenidos que imponía la industria del entretenimiento. Y según recuerdo, algo que tenía mucho valor, es que estas sintonías estaban en una evolución constante, sufrían constantes metamorfosis e incluso desaparecían cuando su formato estaba agotado para dar paso a proyectos más frescos.
Pero ahora vamos en reversa, pues con los retrocesos en la industria del entretenimiento y raíz de la proliferación de plataformas digitales, muchas de estas opciones tienden a desaparecer y a dejar el cuadrante a merced de bellacos que “perrean” al ritmo de desafinadas tonadas o de buchones en franca apologías a la cultura del narco.
Para sustentar lo anterior, un hecho: esta semana nos encontramos con la triste noticia de la desaparición de una de las pocas estaciones de corte juvenil y novedoso que quedaban en Guadalajara, me refiero a RMX, y aunque su servidor no es fan de esta frecuencia, le doy la total valía de querer hacer algo nuevo en esta ciudad, pues trataron de innovar en la interacción con su público y así generar apropiaciones sociales. Ahora, solo espero, que el desvanecimiento de este proyecto sea para dar paso a algo nuevo y con la calidad que merece nuestra muy jericayera y culta perla tapatía.