Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin, observa meditativo el paisaje por la ventana del tren mientras se dispone a disfrutar de una taza de café. El líder socialista se encuentra incómodo y molesto, pues las cosas no se han dado según sus planes, pero al dar el primer sorbo del aromático, éste tranquiliza un poco.
Lenin está a punto de viajar y lo hará frustrado por no haber convencido a la izquierda helvética de sumarse a la lucha armada y además está sin digerir del todo el haber pactado con el Imperio Alemán para apoyar a la Revolución Rusa.
El socialista se ha negado en muchas ocasiones a recibir el dinero del káiser, pues es obvio que la ayuda a la revolución sería sólo para derrocar al zar y así el Reich podría alzarse con el triunfo en la gran guerra.
El único que pudo convencer a Lenin fue Fritz Platten, fundador de la Internacional Socialista, quien llevaba más de un año intentando persuadir al líder. Fritz llegó con la noticia de que el zar Nicolás II estaba a punto de dimitir y que el duma legislativo formaría un gobierno provisional con los liberales y no con los soviets. Al enterarse de eso, Lenin iracundo le ordenó a Platten que hiciera los preparativos para recibir el oro alemán e iniciar su viaje a Rusia.
El 9 de abril de 1917 Lenin, Platten y otros revolucionarios abordaron el tren en la estación de Zúrich con destino final en Petrogrado. La comitiva fue despedida por miles de socialistas suizos que entonaban emocionados el himno de la internacional, pero que callaban y se escondían cuando el líder ruso los arengaba para unirse a la expedición.
En un vagón sellado, los expedicionarios viajan a su destino. En el camino, mientras beben litros del café, que es lo único que Vladimir Ilich les permite tomar, los miembros del Estado Mayor Revolucionario preparan la estrategia de guerra para la incursión armada.
Sin embargo, unos kilómetros antes de arribar a Berlín el tren detiene su marcha. Ante la expectación de los pasajeros, Lenin y Platten se dirigen en secreto al último vagón, donde se reúnen con el Canciller Zimmerman para acordar la recepción del dinero de imperio.
Al llegar a Rusia, Lenin se reúne con Trotsky y le informa de un cambio de planes, pues ahora la prioridad de la lucha no será por las armas, sino a través de una poderosa campaña de propaganda ideológica para unificar a los soviets y cumplir con los compromisos con el Reich.
Poco tiempo después, la revolución está consumada, los bolcheviques toman las posiciones estratégicas en el país y asaltan el Palacio de Inverno con tan poca resistencia de las tropas del gobierno, que estás se rindenal primer avance de la Guardia Roja.
Al triunfar, Lenin anuncia feliz la abolición de toda propiedad privada, la nacionalización de los bancos y ofrece pláticas para concluir la guerra sin ganadores ni perdedores.
COROLARIO: Fritz Platten fue arrestado por las purgas estalinistas en 1938 y ejecutado en 1942; se le encontró culpable de ser espía de la corona británica.