En medio de una crisis de imagen para ciertos liderazgos de Morena, que amenaza incluso con trastocar los cimientos de la cuarta transformación, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, busca un golpe de legitimidad que apuntale su gobierno, pero la debilidad en que han caído los personajes de oposición y los llamados neoliberales hace ya insuficiente presentarlos como trofeo, al grado de que se tiene claro que para consolidar el discurso de combate a la corrupción habrá que “limpiar la casa de adentro hacia afuera”.
La detención en Estados Unidos del ex director de Pemex Carlos Treviño, involucrado en el caso Odebrecht, es el mejor ejemplo de que enfocar las baterías hacia los funcionarios de las administraciones del PRIAN ya no satisface del todo a la grada; el asunto no ha causado en la opinión pública el revuelo esperado en Palacio Nacional y, peor aún, puede complicarse por la situación jurídica del ex funcionario, que lo hace prácticamente imposible de extraditar.
Las mediciones indican que ni siquiera el nombre de Genaro García Luna tiene ya tanta rentabilidad política, como quedó demostrado tras la reciente absolución judicial del presunto secuestrador Israel Vallarta, por lo que se requiere ahora lanzar a la hoguera a un personaje que haya caminado con el movimiento de Andrés Manuel López Obrador y cuya caída, si bien pudiera pegar a los intereses de Regeneración Nacional, sea inocua para la actual Presidenta.
Los nombres de esos personajes morenistas que están en riesgo de ser “sancionados” por posibles corruptelas ya han sido exhibidos con anticipación por diferentes medios; el mensaje para liderazgos como el senador Adán Augusto López Hernández o el diputado Pedro Haces ya fue enviado, esperando que estos y sus allegados sean buenos entendedores.
Otra opción para lograr un gran golpe, como el que en su momento tuvo Carlos Salinas de Gortari con Joaquín Hernández Galicia o Enrique Peña Nieto con Elba Esther Gordillo, serían aquellos gobernadores en funciones que presuntamente son investigados en Estados Unidos por presuntos vínculos con la delincuencia. Aquí el obstáculo es que, proceder bajo estas circunstancias contra esos mandatarios, podría lastimar a la soberanía.
Palabras clave
Al interior del propio Morena se dice que un gran golpe de legitimidad para Sheinbaum habría sido el desafuero del ex futbolista y ex gobernador de Morelos Cuauhtémoc Blanco, sobre todo por el simbolismo que tenía el tema de género. Pero la oportunidad se dejó pasar, para no entregarle la victoria a un declarado enemigo de la mandataria: el ex fiscal de esa entidad Uriel Carmona.