Por primera vez en la Liguilla del futbol mexicano se detuvo un partido entre León y Morelia, porque a su afición se le sigue haciendo muy gracioso (así relatado por algunos de mis compañeros que cubren deportes) seguir gritando un insulto homofóbico. En cuanto me enteré del hecho, comencé a explorar si en Twitter el evento fue tendencia en algún momento, pero no. Las cosas fueron distintas en Twitter gay, donde el portal Escándala lanzó una nota al respecto y un par de días después continuaba la discusión. Es un tema que a la comunidad y en particular a los hombres gays nos puede.
Me llamó mucho la atención que en muchos de los comentarios se preguntaba: ¿Entonces lo que sigue es no escuchar la canción de Molotov? (Que lleva por título el mismo insulto homofóbico). A partir de ahí se generaban nuevas discusiones, sobre si esto es algo cultural, sobre si no estamos siendo muy susceptibles. Todo esto entre la misma comunidad LGBT+ y sobre todo, hombres gays.
Tanto el grito en las canchas de futbol, como la canción de Molotov, como muchos chistes y burlas allá afuera que particularmente usan esa palabra, tienen el mismo sentido, ofender a otros en base a una orientación sexual que se relaciona con lo femenino y como lo femenino es menos, en un insulto. Tan simple y doloroso como eso.
