Estamos a dos días del segundo mes de 2019. A estas alturas como sociedad, la idea de golpear a un hombre por ser homosexual debería de producirnos terror, asco, angustia. O al menos ese debería ser el sentimiento en los países con más apertura en el mundo, pero no. La semana pasada nos sorprendimos por el violento ataque hacia un hombre gay en Barcelona. Hoy, la indignación es por la inhumana agresión en las calles de Chicago al actor Jussie Smollet (Empire), abiertamente gay desde 2015.
Evidentemente los responsables directos de estas acciones son los seres humanos que llenos de odio y sin razón alguna llevaron a cabo estas acciones, pero los responsables indirectos son aquellos que siguen gritando “puto” en los estadios, los que se burlan de Ángela Ponce, los que defienden las “opiniones” de Mauricio Clark, los que gritan en las marchas “Con nuestros hijos no se metan”, los que opinan que Kevin Hart es un comediante libre de sostener un discurso homofóbico, los que consideran que los gays “afeminados” deberían “comportarse” en las marchas del orgullo. Todos ellos son responsables de estos ataques homofóbicos que nos tiene consternados, pero no con miedo.
En Barcelona, tras el ataque al centro LGBT+ la gente salió a la calle a gritar “no pasarán”, y sobre Smollett hay una indignación generalizada. No nos vamos a callar, cada uno desde nuestra trinchera seguiremos adelante luchando definitivamente contra el odio.
Golpear a un homosexual
- Multicolor
-
-
Omar Ramos
Ciudad de México /