Si bien el cartón tiene muchas cualidades como material, tiene también características que lo llenan de desventajas para su uso diverso como son su permeabilidad a líquidos, gases y vapores, su fácil poder inflamable y, la atracción de cucarachas y otros insectos en su interior, razones quizás por las cuales se usa como adjetivo negativo en los seres humanos cuando se dice que sus vidas se volvieron acartonadas.
Volverse acartonados o tener una vida acartonada significa perder la espontaneidad, la vitalidad, la chispa, la creatividad, en pocas palabras, nublar los caminos que llevan a la alegría de vivir.
Los excesos de formalismos o clichés y el exagerado cuidado de las formas sociales, así como los rutinarios usos y costumbres del “deber ser”, son algunas de las causas de que los individuos, las parejas o las familias elijan vivir en el acartonamiento, inmersos en zonas de confort que ya no son tan confortables, aunque se aferren a ello.
En la atención de relaciones de pareja, una de las causas comunes de conflicto, que con los años va creciendo, es el haber permitido justo el acartonamiento y el haber adolecido de un proyecto común, en la medida que los diferentes ciclos vitales van presentándose.
En las familias tradicionales mexicanas, la pareja suele ser relegada con el tiempo por muy diversos factores en cada momento, como la prioridad que juegan los hijos en los ciclos de vida iniciales en la juventud, la prosperidad y la búsqueda del patrimonio en la plenitud, la realización individual en diversos órdenes, las familias políticas y hasta los amigos, para pasar después al nido vacío y el arribo de los nietos, así como el momento inevitable del retiro de la vida productiva y el ocaso.
Si adicional a ello existen factores disfuncionales como adicciones, enfermedades u otros factores, la cosa se complica aún más, hasta que llega el punto que, de nuevo, cara a cara la pareja se desconoce o hay un abismo de distancia entre ellos, de lo que no se construyó en su momento porque las prioridades eran otras.
Sexólogos y especialistas en relaciones de pareja suelen simplificarlo diciendo que se apagó la flama, en otras palabras, se cayó en el acartonamiento extremo.
¿Soluciones? Cuando la relación aún es rescatable, priorizar el diálogo y el respeto sobre todo en las diferencias, así como diseñar un proyecto común que le de sustento a la pareja, al margen de todos los factores externos. Si la relación es insostenible, admitirlo y cerrar el ciclo de la mejor manera. En resumen, recuperar la chispa por la alegría de vivir.
Omar Cervantes