El 2023 es la antesala a la elección más grande de México en la historia moderna, este ejercicio marcará una diferencia en materia electoral, iniciando por una lista nominal de 93,640,032 personas votantes que acudirán a las urnas, seguido de la mayor elección de servidores públicos de los tres poderes y en los tres niveles de gobierno, producto de una homologación que se proyectó desde el 2017.
El próximo año, elegiremos la Presidencia de la República, se renovará el Congreso de la Unión y las gubernaturas de 9 entidades federativas, incluido el Estado de Puebla, este es el escenario en el que podemos decir: sí, hay oportunidad y es tiempo de las mujeres.
También será la oportunidad de terminar con la percepción de que al tocar mujer las candidaturas se debilitan, nulificando la capacidad, trayectoria y competitividad; la realidad es que México es cada vez más consciente de la posibilidad de que las mujeres dirijan el destino no sólo de las Entidades Federativas, también del País.
Mujeres líderes, con visión de Estado, que apostamos por el diálogo, la construcción de acuerdos, la inclusión, la transparencia y el respeto a las Instituciones.
El reto, será que podamos competir en una elección de piso parejo, de respeto a la ley, pero sobre todo, con instancias que garanticen el acceso a la justicia para sancionar la violencia política por razón de género.
Las calumnias, descalificaciones, insultos y amenazas hacia las mujeres que participamos en la vida pública ya no son simples manifestaciones, hoy se esclarecen a través de procedimientos como el Especial Sancionador, el Juicio de Protección de los Derechos Político-Electorales y la denuncia penal electoral.
Confiamos en que los Tribunales y las fiscalías acompañarán el ejercicio electoral como en los casos de Martha Érika Alonso o el recientemente resuelto en contra de Eduardo Alcántara hacia Erika de la Vega, esto fija un mensaje claro de cero tolerancia a los actos violentos y al pacto patriarcal.
Las condiciones están dadas para que una mujer pueda dirigir nuestro Estado y concretar el deseo que la ciudadanía manifestó hace algunos años, basta de discursos de odio y polarización, hagamos la diferencia en la forma de gobernar.
México y Puebla lo merecen, ocupémonos de construir un diálogo cercano con la ciudadanía y de dignificar el verdadero sentido del servicio público.