El día de hoy la Red Paridad presentará ante el Congreso del Estado una iniciativa ciudadana que propone la creación de la Medalla de Honor “María Elena Chapa”, que se pretende esté dedicada a reconocer la labor de aquellas mujeres que en nuestro estado trabajen en favor de la igualdad sustantiva de sus congéneres.
Esta propuesta se realiza en el marco del primer aniversario luctuoso de quien encabezó durante 12 años el Instituto Estatal de las Mujeres y que, de hecho, se ubica en el origen de su creación. Sin embargo, la relevancia de que esta solicitud se haga al Congreso es particular, toda vez que fue a través de su labor como legisladora que impulsó normativamente la igualdad sustantiva.
¿Por qué hablar de igualdad sustantiva? Porque la discriminación y violencia hacia las mujeres ocurren en muy distintos ámbitos, por lo que es imposible borrarlas a golpe de decretos en los que simplemente se diga que mujeres y hombres son iguales ante la ley. Se tiene que tener perspectiva de políticas públicas: entender que las reglas pueden moldear conductas con base en prohibiciones, pero también en incentivos. Es decir, se trata no solo de concentrarse en los impactos como puede ser expedir legislación, sino anticipar sus efectos, y buscar generar comportamientos que terminen por volverse costumbre y permitan el desarrollo pleno de toda la ciudadanía sin importar su género.
Me gusta pensar que cuando se cumpla el plazo legal para ello, el nombre de María Elena Chapa estará inscrito con letras doradas en ese recinto legislativo. Me ilusiona creer que, cuando así sea, alguna joven diputada que ocupe una curul leerá ese nombre, y mirará a su alrededor y se verá rodeada de un grupo de legisladoras mujeres que ocupan la mitad de ese espacio y son sororarias entre sí, y en ese momento recordará que llegó hasta allí por el esfuerzo de mujeres, como la Chapa, que la precedieron y le abrieron camino, y pensará que es su turno de honrar esa lucha y trabajar por todas las ciudadanas de Nuevo León. Entretanto, esta presea, se presenta como un excelente principio. Ojalá que nuestras diputadas y diputados lo entiendan así.
Miriam Hinojosa Dieck
