Hasta las mismísimas fiestas patrias llegó el rumor de la discordia de la vida política del país. En esta especie de impasse que se está viviendo entre candidatas que todavía no son candidatas pero que ya se encuentran en la arena y de eventuales competidores adicionales que ni se deciden ni renuncian ni se acomodan a las circunstancias, el presidente de la república sigue haciendo de las suyas disparando al aire, a diestra y siniestra, sobajando en lo que puede al Poder Judicial o poniendo en el paredón a sus blancos preferidos, todo indica ya son barruntos de un declive de poder que él mismo precipitó y en el que, al menos en apariencia, está por perder control. En todo ello, Jalisco no es una ínsula ni está ajeno a las circunstancias, prueba de lo cual es que el partido prevaleciente está sujeto también a los avatares de algunos sucesos que pueden modificar sus planes: por ejemplo, la actitud final que adopte Movimiento Ciudadano a nivel nacional en cuanto a sumarse o no al Frente opositor, o igual abrirle el camino a un Marcelo Ebrard que va quedando huérfano del amparo y cobijo tanto de su organización política como del mandatario que lo encumbró, que lo lanzó al ruedo y, luego, dicen, lo traicionó puesto que la candidatura morenista estaba decidida desde un principio. Y si esto fue así, peor para Marcelo que se la creyó.
Las cosas en realidad solamente cambian de forma, no de fondo. Tenemos décadas de ver lo mismo. Desde el momento en que se designa un candidato a la sucesión, no se necesita bastón de por medio para asegurar que el gobernante en turno empieza a terminar su etapa de plenitud y su supuesto heredero -heredera en este caso-, toma cada vez más y día a día el manejo de la situación. Así, Claudia Sheinbaum está tomando en serio su papel en este aspecto. Ya decidió el lanzamiento de Omar García Harfuch para ocuparse de la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, lo que no era precisamente lo que más hubiera querido López Obrador ya que el involucrado no estaba y seguramente no está aún en el ánimo del tabasqueño. Y, de la misma forma, Sheinbaum busca seguir interviniendo para las diferentes alcaldías de la capital del país. Luego, lo será muy posiblemente en la toma de decisiones en los estados que estarán en juego, como Jalisco donde se espera un fuerte embate de los morenistas, y las diputaciones federales, senadurías y vaya usted a saber qué más.
Aquí el gobernador Enrique Alfaro se ha mostrado muy claro: las decisiones las tomarán los jaliscienses, en alusión seguramente a que la postura que adopte Dante Delgado y sus escuderos (como Samuel) o del “autosacrificio” como ser él mismo candidato a la presidencia (lo que pondría en duda su calidad de autonomía respecto al presidente), o, al cabo que ahora todo es creíble, de convencer (es un decir), a Ebrard para enarbolar a nivel nacional la causa de “su” partido. Todo ello puede en cierto grado de influencia en las definiciones que se tengan que tomarse para las principales candidaturas naranjas en el estado. Es un hecho que Alfaro hará valer su peso político a pesar de las presiones que se puedan dar, pero su juicio acerca de cuál de los prospectos de MC es el más idóneo, rentable y competitivo, puede verse afectado por algunos vaivenes de quien se considera como una especie dueño de una franquicia política, el propio Dante. En cuanto a la oposición morenista en esta entidad, está visto que todavía no encuentra un candidato o quizá (¿por que no?), candidata. Sheinbaum aquí será determinante para la selección y es donde podría dar un golpe de timón donde proponga a alguien que sea en verdad competitivo (vamos que por lo menos a estas alturas no le quite puntos a lo que la marca ya aporta) y es donde surgen 2 nombres que valdría la pena seguir y me refiero a la diputada Cecilia Márquez Alkadef o apostar por la sangre nueva con alguien de su entera confianza como lo es Altagracia Gómez Sierra. Lo que está a la vista no parece ser suficiente. No obstante, se caería en grave error que con todo y lo conocido de los prospectos emecistas, se confiara demasiado a una ventaja actualmente holgada pero que aún no pasa a la etapa del frontal embate en las próximas campañas de los seguidores guindas y de la figura femenina que los encabeza desde ahora. Los programas sociales siguen siendo una fuente de clientelismo evidente, por ejemplo.
De ahí hay que valorar el criterio y visión de Alfaro para no permitir riesgos. De llegar a la trinchera con una lideresa como Xóchitl Gálvez y prospectos locales con suficiente fuerza para asegurar votos (al final del día lo que verdaderamente cuenta), el emecismo y el alfarismo seguirán con muchas posibilidades de seguir siendo un bastión por lo que será primordial tomar la mejor decisión o de lo contrario pueda llegar pronto alguien a disputar el poder y el triunfo.