Política

Inundaciones: el caos nuestro

Descuido e irresponsabilidad verdaderamente históricos, han hecho de la zona metropolitana de Guadalajara un área de anegamientos frecuentes y peligrosos durante el temporal e, incluso, fuera del mismo, por algún incidente meteorológico. Pocas cuestiones preocupan tanto a la población a la llegada de las lluvias, más si se acentúan por la cercanía de un huracán o tormenta tropical que arribe a la costa del Pacífico. Desde luego que el gobierno trata de reaccionar, pero la infraestructura urbana muestra su incapacidad para hacer frente a este fenómeno periódico y sabido, aunque no tan previsto de manera oportuna. Y la población se queja, muchas veces reclama, sobre todo cuando se dan inundaciones de calles o de casas, hoy se dice que son causadas por cuestión de acumulación de basura y de objetos que se arrojan a canales, alcantarillas, etcétera, también por el robo de cables e instalaciones que accionan los sistemas de bombeo en los cártamos de las túneles y pasos a desnivel, además de construcciones irregulares dentro de zonas donde fluyen de manera natural las corrientes. Es decir, ni duda cabe que los ciudadanos mismos participan en la causalidad del problema.

Cada gobierno ha deseado hacer algo para resolver la cuestión, poco o mucho, la mayoría solo se ha pronunciado en tiempos de campaña haciendo promesas que al final no se cumplen. Sin embargo, las autoridades han reconocido que se necesitan obras de fondo, como colectores, drenajes y ductos para canalizar las aguas pluviales e impedir ocasionen tantos problemas que van desde severas afectaciones al tránsito y movilidad, hasta temas tan severos como la pérdida de vidas, daños materiales de todo tipo y más. Para empezar, está visto que los sistemas de drenaje de la ciudad y municipios de toda el área metropolitana son totalmente insuficientes. De ahí que en vez de crear más infraestructura (lo cual requiere de fuertes inversiones que se entierran y no son políticamente rentables), se opte por medidas de protección civil que apenas subsanan los inconvenientes. De ahí que sean pocos los gobiernos que se han lanzado a aportar soluciones efectivas y definitivas.

Y eso no es todo. Se trata de enfrentar uno de los más grandes desafíos urbanos. Una gestión eficiente y adecuada del agua. Nos sobra y causa estragos en época de lluvias, la desperdiciamos y después nos hace falta en tiempos de estiaje. Para empezar, tomar como base que las inundaciones afectan puntos ya identificados, muy específicos que suman ya más de 500, si bien esto puede ser reflejo de carencia de una infraestructura suficiente que tiene sus lugares críticos. También los pasos a desnivel constituyen riesgo latente, además áreas de encharcamientos en extremo peligrosas. Las primeras lluvias de este año han puesto al descubierto las carencias y la manifiesta incapacidad para enfrentar lo que ya se ha dado en algunos días, el riesgo de circular por la ciudad en medio de un verdadero caos. Cualquiera ha resentido los efectos y de manera importante los peatones, usuarios del transporte público, automovilistas y pérdidas para muchísimos en tiempo, en impacto económico y condiciones que ponen en vilo la integridad personal.

En todo lo anterior, además, hay que atribuir la verdadera causa, y me refiero al crecimiento urbano desmedido, la construcción en zonas de recarga natural como el bajío, sus alrededores, donde antes fue el ejido de San Juan de Ocotan y hoy se comercializan terrenos, residencias y departamentos de grandes precios, la construcción de inmuebles enormes para vivienda y otros factores, el agravamiento de estas condiciones. Y es aquí donde las autoridades han sido omisas, tienen una parte importante de responsabilidad ya que habría que analizar si dichas urbanizaciones y edificaciones se han autorizado y levantado de acuerdo a la normatividad vigente, de ser así, si hoy se está aplicándose en su caso los métodos de infiltración necesarios y obligatorios. Todos somos testigos de que este aumento, sobre todo en urbanizaciones y vivienda de toda clase, han terminado por convertir la “tierra mojada” de la canción en una plancha impermeable que, como efecto inevitable, contribuye a impedir el desfogue natural de las aguas provocando cada vez más complicadas inundaciones.

Expertos de la Universidad de Guadalajara han señalado que caen aproximadamente 877 millones de metros cúbicos de agua en cada temporal promedio (José Arturo Gleason del CUAD), pero de esas precipitaciones, el 60 por ciento o más se desperdicia y termina por ir a dar a la barranca de Huentitán. Una autoridad auténticamente preocupada por este tema debe considerar que es algo de gran complejidad, ya que un programa integral habría de incluir la creación de medidas correctivas en esas zonas, corredores verdes, aprovechamiento del agua de diversos manantiales y, particularmente, mejorar el aprovechamiento del agua de lluvia que pudiera incluir la construcción de un colector profundo que nos permitiera almacenar el agua, tratarla y después aprovecharla en la ciudad.

En otras palabras, si queremos resolver un problema a tal punto complejo, tendrán que analizarse las causas subyacentes de las inundaciones y, en suma, considerar que una solución integral y sostenible solamente se dará con el concurso de gobierno, de las organizaciones sociales y de la ciudadanía en su conjunto. El “caos nuestro” de cada año, tiene solución. Demorar más o dar paliativos, sería dejar hasta otra generación la solución del problema.


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Miguel Zárate Hernández
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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