Parece que su estrategia funcionó. Simplemente se puso en pausa la designación de candidato a gobernador de Guerrero para efectuar una “segunda encuesta”, mientras pasaba el Día de la Mujer, y asunto resuelto. El engaño fue total pero no lo vio quien no lo quiso ver ya que el presidente de la república NUNCA dejó de apoyar a su amigo públicamente y lo defendió de la “prensa amarillista”, las “politiquerías”, el “ya chole” y demás grandes argumentos, para finalmente decidir que una vez transcurrido cualquier riesgo de insurrección femenina -incluyendo en las filas de su propio partido-, asestar el golpe: Salgado Macedonio, pese a todo, por encima de leyes y reclamos, sin dilucidar la controversia de sus graves acusaciones, será el abanderado morenista porque, como anticipó el mandatario, así lo decidieron los guerrerenses.
A la propia secretaria de Gobernación, Olga Sánchez, a fin de cuentas, la dejaron casi en ridículo ya que, fiel a sus principios eso sí, el 18 de febrero se había pronunciado y sumado a las voces de protesta manifestando abiertamente que “ningún candidato con una sentencia o resolución por algún delito relacionado a la violencia de género es apto para contender por un cargo; cada partido debe demostrar que sus candidatos están a la altura de las circunstancias". Las mismas mujeres morenistas, incluyendo diputadas, senadoras y dirigentes partidistas, de igual forma estaban de acuerdo en que Salgado no llegara y coincidieron así con las voces que por todo el país urgían a que “un violador no será gobernador”. Ni la marcha del día 8 pudo hacer nada. Antes de que se diera a conocer la determinación de Morena, el presidente ya en cierta forma lo había celebrado.
Independientemente de que esto arroje consecuencias electorales -quizá más a lo largo y ancho del país que en el propio Guerrero que parece efectivamente tan cooptado por la corriente política dominante-, la situación refleja ya un dramático menosprecio a las pretensiones de alcanzar en lo político un genuino respeto por los reclamos sociales de la mujer. La tercera postulación de Salgado a la gubernatura de la entidad (fracasó en los otros intentos) no es en sí garantía de su éxito, aunque, como en muchas partes, la oposición suele estar minimizada, disminuida, casi aterrada. De ahí la arrogancia con la que se pueden tomar las decisiones en torno a las candidaturas ahí y en otros lugares.
En el caso de Jalisco, una vez establecidas las nuevas “reglas” sobre las postulaciones en los municipios principales de la entidad, está visto que a la mayoría de los partidos políticos les ha sido un tanto complicado proponer mujeres en las poblaciones importantes. Esto ha llevado a que realicen sus propios acomodos y en varios casos se las han ingeniado para dejar la “cuota” femenina en las localidades menos relevantes. El mismo Morena ha dejado de lado establecer un criterio congruente en algunos casos en lo particular, como es el del municipio de Guadalajara, donde al parecer está por decidirse por un aspirante que, aunque eventualmente lograra sólo una regiduría, a pesar de múltiples y obscuros señalamientos, solamente buscará retomar fuerzas para estar presente, otra vez, en la contienda del 2024 a la gubernatura, cosa que está bastante lejana y muy por verse. En cambio, poco se piensa en que una mujer, Claudia Delgadillo por ejemplo, que ha efectuado una intensa tarea territorial -que se traduce en votos reales-, accedería con mayores posibilidades.
Y es que la cuestión sigue siendo la misma. A las mujeres se les siguen cerrando oportunidades “hasta donde se pueda”, a menos que su designación sea casi irremediable o que, efectivamente, pueda representar algunos perfiles que resultarían mucho más rentables. Y no se crea que esto es privativo del partido de color guinda, también se da prácticamente entre todos los organismos. Pareciera que en realidad se pretende más la apariencia, cumplir con el requisito, dar la impresión de paridad, más que entender y reconocer los valores y méritos que tiene la mujer para avanzar en el terreno político. En adelante a Morena le costará mucho, por defender a un candidato impuesto por el presidente, mostrarse como “amigo” de las mujeres, pero, en general, habrá que esperar la respuesta para todos aquellos partidos y personajes que se dicen ahora hasta feministas pero que, aunque parezca sinónimo en política, en realidad son simples simuladores.
Twitter: @MiguelZarateH